Día 2 de setiembre de 1809.

Santoral: articulo sobre los sucesos del sitio del día anterior: proclama del general Blake desde Vich con fecha 28 de Agosto: comienzo de un articulo titulado, Exortación y avisos á los tercios de migueletes del Principado de Cataluña, defensores de la Patria en la actual guerra. Por un amante de su gloria.

Articulo sobre los sucesos del día anterior:-- “A la penuria y escasez que era necesario experimentar en 4 meses de sitio, se siguió la abundancia y alegria; nuestros corazones se abrieron, y penetraron de ternura al ver entrar por nuestras puertas un abundante convoy con que la Patria á toda costa se empeñó en premiar nuestros servicios. La facilidad con que se logró este alivio se debe á la intrepidez y prontitud con que la tropa y somatenes que lo venia protegiendo desalojaron por la montaña de las alturas que hay á la derecha de la orilla opuesta del Ter á los enemigos; y á la caballería que sostenida de la infantería y de la division que salió de la Plaza, dio algunas cuchilladas á la tropa enemiga acampada en Salt. A esta vista los enemigos abandonaron sus campamentos, y dieron sobrado lugar para que nuestras acémilas bien cargadas pasasen sin el menor estorbo ni pérdida por el campo enemigo; cuya escolta incendió barracas, cogió algunas prendas, y entró en esta Ciudad á llenar de contento á esta benemérita guarnición y habitadores.

“Este es uno de los días más festivos que disfrutado Gerona. Entró el convoy rodeado de las bendiciones y miras de un Pueblo que vé recompensados algun tanto por ahora todos sus sacrificios y pesadumbres con el arribo de sus hermanos, y la perspectiva de la amable tranquilidad que desde el 8 de mayo desapareció de su recinto y alrededores. Es necesario haber experimentado las fatigas para saber guardar esta satisfaccion. Con este socorro, el patrocinio de nuestro Tutelar, y valor de nuestros esforzados libertadores, esperamos palpar en breve la libertad que tanto deseamos”.

Sucesos del sitio.

Durante la noche anterior las baterías enemigas no dispararon ni un cañonazo siquiera, no observándose tampoco que trabajasen en la trinchera.

Después del amanecer se vió que se afanaban en atrincherarse, recomponiendo con mucha actividad las brechas de Montjuich y trabajando por la parte del río Ter hacia Salt en la construcción de una batería para defender el paso por donde habían venido las tropas espedicionarias.

A primeras horas del día muchas tropas bajaron por las alturas de levante dirijiéndose con precipitación hacia el llano, vadeando otras el río Ter. A poco se empeñó una viva acción por la parte del camino de Bañolas con las fuerzas de Clarós y Rovira, que duró hasta las nueve de la mañana.

En aquella misma mañana entraron en la plaza algunos paisanos con víveres viniendo de la parte de La Bisbal y otros pueblos que estaban libres de enemigos y protejidos por la tropa que ocupaba la ermita de Nuestra Señora de los Angeles. Por dichos paisanos se supo que los enemigos se retiraban á toda prisa de los puntos que habían ocupado en la montaña para oponerse á la entrada del convoy.

El entusiasmo de los sitiados no les distrajo de otros asuntos que podían serles de alguna utilidad. Habiéndose advertido que los enemigos habían abandonado el Monasterio de San Daniel, el general Alvarez dio orden á D. Enrique Duvivier teniente coronel del regimiento de Borbón para que con trescientos hombres sacados de los varios cuerpos de la guarnición, saliese á reconocer dicho punto así como las trincheras de la montaña de Montjuich. A las cuatro de la tarde se verifició la salida apoderándose la tropa de todos los ramales de ataque y baterías sin hallar la menor oposición. Una partida de dicha gente bajó al llano de San Daniel, y hallándolo abandonado, así como el monasterio del mismo nombre, se mandó aviso á la plaza. Recibió la noticia el contra-lor del hospital D. Narciso Germén, que lo había sido del provisional establecido en el citado convento, é hizo enseguida presente á D. Carlos de Beramendi, Ministro principal de la Real Hacienda, que no era para despreciar la favorable coyuntura que se presentaba de entrar en la plaza todas las camas y efectos que los enemigos habían allí dejado. Enterado de ello Beramendi tomó las medidas y disposiciones convenientes para que se recojieran y entraran en la ciudad, lo que se verificó con la mayor actividad, recobrándose así unas trescientas camas completas, todo lo cual se verificó bajo la protección de la tropa que se mantuvo en los puntos que habia ocupado. Las fuerzas enemigas que se habían retirado á Montjuich, fueron reforzadas y saliendo de dicho castillo atacaron á las nuestras, que inferiores en número, después de haber sostenido un vivo tiroteo, se retiraron en buen orden á la plaza. No se pudo clavar la artillería enemiga, ni arrasar una parte de las obras de ataque, por falta de útiles y clavos, lo que fue debido á no haberse tenido la precaucion de pasar las órdenes convenientes á los comandantes de artillería y de ingenieros, para que aprontaran lo necesario al fin indicado. La pérdida que tuvo la tropa en esta salida, ataque y retirada, fue de 14 muertos y 29 heridos. Entre los últimos lo fueron el capitán del Regimiento de Borbón D. Juan de Candy y el teniente del Regimiento de Ultonia D. José Bruguera.

El capitán Candy era uno de los oficiales de más valor con que contaba la guarnición. No bien curado todavía de la herida que había recibida en el rebellín de Montjuich en el día del asalto, quiso formar parte de la salida que acabamos de esplicar, y en la misma trinchera enemiga recibió una nueva herida de bala de fusil. De sus resultas falleció algunos días después y su muerte causó un grande y general sentimiento entre los defensores de Gerona.

Durante este día y noche siguiente los sitiadores dispararon solamente algunas granadas, pudiendo haber causado muchas desgracias, si hubiesen hecho un fuego más activo, pues la mayor parte de las tropas del general García Conde y los paisanos del domero de Llorá, estaban en las calles por falta de cuarteles, y con la guarnición, habitantes, acémilas del convoy y caballería, llenaban por completo la ciudad.

Las baterías de la plaza, fuerte Condestable y reducto del Cabildo hicieron mucho fuego durante el día sobre las obras de ataque consiguiendo destruirlas en parte.

´ Tampoco descuidaron los sitiados sus obras de defensa y resguardo, pues en el cuartel de Alemanes y en la muralla de Santa Lucía se concluyeron las obras pendientes y se practicaron otros pequeños reparos.

Según parte de D. Sebastián Pérez de Campo Canónigo de la Catedral y Comandante de los tiradores del campanario de la misma, por la tarde de este día salió de Sarriá por el camino de Bañolas, un cuerpo enemigo de 500 ó 600 hombres de infantería y caballería. A los tres cuartos de hora de marcha, chocó con una fuerte emboscada que le desordenó desde luego, é hizo retroceder al mismo lugar.

El general García Conde en cumplimiento de las instrucciones que tenia del general Blake, se puso de acuerdo con el General Alvarez, para dejar la fuerza que fuese necesaria para el refuerzo de la guarnición, designándose la siguiente:

Hombres

Del Regimiento de Baza

1.368

Compañías de granaderos de Hiberia

102

Primer tercio de Talarn

362

Segundo id. de id.

354

Segundo id. de Vich

281

Primero de Cervera

140

Primero de Manresa

183

Total

2.790

Con el resto de su división, los prisioneros franceses que había en la plaza, las acémilas del convoy y la gente del domero de Llorá, salió al anochecer dirijiéndose hacia los vados del río Ter. Pero encontrando bastante crecidas las aguas y guardados los puntos enemigos con mucha fuerza, así como los campamentos de Salt, retrocedió y entró de nuevo en Gerona.

Publicóse en este día el siguiente:-- “Aviso.-- Nuestros libertadores, los anhelosos de tener parte en nuestras glorias han arrostrado los peligros por socorrernos, necesitan para los ranchos, marmitas, ollas ó calderos (perols) por pocos días prestados: nuestro agradecimiento exige que añadamos esta prueba de patriotismo á las muchas que tiene dadas esta ciudad. Se presentarán en el teatro ó pallol en donde se dará á cada uno su resguardo, para volver después á sus dueños las mismas piezas. Gerona dos de setiembre de 1809.—Alvarez”.

Parte del coronel D. Blas de Fournás.

“En cumplimiento de la orden de V. S. salí de la plaza ayer al mediodía con 800 hombres sacados de los varios cuerpos de la guarnición y 25 caballos de San Narciso, siguiendo el camino que se me había indicado. Un huracán terrible me obligó á mandar parar la tropa entre la acequia y el Ter; pero avisado por mis guerrillas de la izquierda que se presentaba en Salt un numeroso cuerpo de caballería seguido de acémilas, no dudé fuese algun convoy destinado para la plaza y me apresuré á tomar posiciones para proteger su entrada. Los enemigos habían ya abandonado su campamento de Salt, cuando llegué á sus inmediaciones; y el convoy entró sin encontrar más inconvenientes. Me quedé en el mismo lugar con el doble motivo de cubrir los del convoy cuyo arribo había retardado el huracan y los paisanos que aprovechaban la ocasión de traer víveres á la ciudad; y de proteger la operación que en cuanto fuera dable debía hacerse para volver el agua á la acequia y molinos, á cuyo efecto había destinado el capitan graduado del primer tercio de Gerona D. Marcos Antonio Iglesias con parte de su guerrilla y el subteniente de zapadores D. Mathias Marich con doce individuos de su cuerpo y la orden de valerse de todos los paisanos de aquellos contornos. Estaba aguardando su resultado, cuando á las cinco de la tarde una guerrilla de unos quince caballos enemigos y algunos infantes se presentó sobre la derecha de su campamento de Salt, dirigí contra ella algunos tiradores para reconocerla é iba á cargarlos la caballería de San Narciso. Entonces el subteniente graduado del Regimiento de Borbon D. Francisco Jacobi que mandaba los tiradores, me avisó que se adelantaban unos 200 caballos enemigos y 600 infantes, y que el punto de Palau estaba bien guarnecido de sus tropas; no pudiendo en una hora de llano resistir el ataque por la inferioridad de mi caballería, determiné la retirada. Destaqué al momento un husar para avisar de esta novedad á los oficiales comisionados arriba citados, los cuales, con el guia que les proporcioné, no dudo encontraran paso para volver á la ciudad, ó en todo caso podrán reunirse por los montes al exército exterior; y cubriendo la columna con una partida considerable de tiradores y los 25 caballos, logré atravesar todo el llano con el mayor orden y al paso regular; dando tiempo de acogerse á nosotros, á todos los paisanos y mugeres que se habían esparcido por los campos y casas, sin otra desgracia conocida que la de haber caido en manos del enemigo el comandante de una de mis guerrillas, D. Antonio Bibern, que traía algunos prisioneros, de un muerto y algunos heridos, hallándose extraviado otros de los que apesar de mis estrechas órdenes, no se mantuvieron como debían en sus filas y formacion, cuya mayor parte no obstante se me avisa haberse restituido á esta hora.

“Debo recomendar á V. S. con los elogios que se merecen, á mi segundo comandante el capitan de Borbon, D. Luis de la Chesnaye, á los comandantes de los destacamentos de los varios cuerpos y en particular el de la caballería D. Mauricio Ximenez, su segundo D. Antonio Sala, el graduado de capitan D. Felix Alcantarena de Garayoa que había venido en clase de voluntario, como tambien al de las guerrillas de tiradores, el citado D. Francisco Jacobi, debiéndose á todos el feliz éxito de una retirada, cuya dificultad V. S. no dejará de conocer.

“Dios guarde á V. S. muchos años. Gerona 2 de Septiembre de 1809.—Blas de Fournas.—Sr. D. Mariano Alvarez”.

Extracto oficial del parte del coronel Doctor Rovira.

“Este jefe recibió aviso de que el enemigo se encaminaba á Bañolas y reconocido por sus guerrillas halló que era una partida de 200 infantes y 100 caballos que recorrían los pueblos inmediatos para privarles de acudir al somaten, matando siete que iban con dicho objeto. Por aquel día ya no pudo executar el ataque contra Montagut, pero lo verificó al siguiente, desalojando de él á los franceses y llegando hasta Sarriá. Recomienda á su segundo D. Esteban Llobera que mandaba la vanguardia.

“En oficio posterior da parte de que luego que vió que la división del señor Clarós cargaba al enemigo por la parte de San Medir, determinó atacar de nuevo, lo que efectuó su tropa con tanto valor, que apesar del teson del enemigo le destruyeron los campamentos de Sarriá y Montaspre, habiendo entrado igualmente en la batería de casa den Roca. Quedó aquella noche acampando en los puntos de Sarriá y Puig-Montagut, para observar los movimientos de los franceses. Al amanecer del día siguiente (2 de Septiembre) fue atacado por tres mil hombres y á pesar de tan grande superioridad se resistió hasta tomar la ventajosa posición de la Mota, la que no pudieron hacerle desamparar. Avisa haber cogido muchos fusiles, un crecido número de mochilas y varios efectos. Nuestra pérdida dice ser de muy poca consideración y de bastante la de los enemigos entre ellos un coronel y un capitan. Hace muchos elogios de su tropa y recomienda de nuevo á su segundo D. Esteban Llovera”.

Parte del teniente coronel D. Enrique Duvivier.

“Cumpliendo con la orden que V. S. me dio de ir á reconocer la posicion del enemigo en la montaña de Monjuich, salí con 300 hombres, sacados de los varios cuerpos de la guarnición y al llegar á las casas de la torre Gironella, envié al capitan de mi Regimiento D. Leonardo de Pontons con un grueso destacamento hacia el Monasterio de San Daniel encargándole que lo reconociese antes de reunírseme; lo que verificó.

“Apesar de lo quebrado y escabroso del terreno, llegamos sin haber recibido daño alguno hasta los primeros ramales de la trinchera enemiga; pero allí fuimos recibidos con un vivo fuego de fusilería que nos hicieron desde la muralla de Monjuich y su foso y con la metralla de la torre de San Daniel y foso del castillo. Sin embargo mandé adelantar una partida del Regimiento de Ultonia á reconocer la batería del olivar y hallándola desocupada, nos resguardamos al abrigo de sus espaldones del fuego que nos hacían. Desde allí rompió mi gente el suyo, con el que desalojamos al enemigo de los ramales inmediatos, hasta que viendo nuestro corto número, salió de Monjuich otro mucho mayor intentando cortarnos la retirada.

“Conocida esta intención y creyendo haber llenado debidamente las miras de V. S., dispuse que se retirase la tropa, lo que se practicó en el mejor orden.

“Seria agraviar á todos los que han estado á mis órdenes, si recomendara á alguno en particular, pues todos llenaron perfectamente su deber; pero no puedo omitir el hacer presente á V. S. que D. Juan Candi, capitan de mi Regimiento, aunque no bien curado todavía de la herida que había recibido en Monjuich el día glorioso de su asalto, ha vuelto á derramar con igual gloria su sangre recibiendo una herida muy grave en la misma trinchera. La posicion del enemigo siempre parapetado no me permitió observar cual seria su pérdida.

“Dios guarde á V. S. muchos años. Gerona 2 de Septiembre de 1809.—Enrique Duvivier.—Sr. D. Mariano Alvarez”.

Acerca los sucesos de este día, escribe Saint-Cyr.

“Al siguiente día, 2 septiembre, los veinte y un batallones reunidos en Hostalnou, sobre el Oñar, esperaron en vano el ataque del enemigo. Entre diez y once de la mañana, el general en jefe quiso tantear para asegurarse si él se mantendría, á lo menos en la posición que había tomado en la desembocadura de las montañas, y en este caso atacarle allí; pero el general Blake no se mostró mas decidido que la víspera; tenía consigo todo lo que podia disponer de tropas, de migueletes y de somatenes, en toda la extensión de su mando, consistente, como se ha dicho, en las provincias de Aragón, Valencia y Cataluña; apesar de las súplicas del gobernador de Gerona, de las juntas de la provincia y de la orden de la de Cadiz, no se atrevió á atacar á veinte y un pequeños batallones, reducidos por las enfermedades á un efectivo de unos ocho mil hombres en estado de combatir; enseguida que él vió á las columnas francesas agitarse, se entró, á toda prisa en las montañas, donde el general en jefe no juzgó apropósito seguirle por la falta total de víveres á que estaba espuesto, independientemente de los peligros que su alejamiento hubiera hecho correr á los heridos dejados en los campos.

"Blake quedó muy satisfecho de las operaciones; envió á la junta un brillante despacho, y creyó bastante salvada á Gerona, dejando en la plaza víveres para seis ó siete días.

"Había para el general frances necesidad de combatir y más necesidad de vencer, ó todo, ó á lo menos alejar el ejército español, cuya presencia demasiado cerca de Gerona, daba á los sitiados bastantes motivos de confianza, y redoblaba sus esfuerzos y su corage. No hemos comprendido las razones que impidieron al general español de atacar á los franceses; él no tenia, según nuestra opinion, sinó que esperar ventajas, sin temer inconvenientes: él debía pues desear una batalla tanto como nosotros mismos. Convengamos sin embargo, en que él no estuviese, tanto como nosotros, sobre el imperio de tal necesidad: más ¡cuantas ventajas hubieran resultado para él, si hubiese logrado batir el débil cuerpo que le estaba opuesto! dos horas despues, Gerona quedaba libertada; los franceses habían tenido, despues de tres meses, una consumacion inmensa é irreparable, de hombres y de municiones: mientras, que si los españoles no hubiesen vencido en este ataque, nada tenían que temer, ni perder, la suerte de Gerona quedaba la misma, y su retirada era igualmente facil á todos los puntos; ellos podian volver á entrar en las montañas de Vich, donde restablecerse bajo la protección de la fortaleza de Hostalrich; nada, en uno y otro caso, les obligaba á alejarse mucho de Gerona, para impedirles de volver á acercarse para tantear de nuevo el libertarla ó socorrerla. Creemos que ellos cometieron una falta grave evitando un acontecimiento, en el cual su grande superioridad numérica podía prometerles resultado, y que la cometieron imperdonable retirándose y facilitando así la diseminación nuevamente que el ejército frances se veía obligado á ejecutar para encontrar los pocos víveres que existian en las poblaciones y en los caserios que él había abandonado antes de su última reunion. Unid á esto el efecto moral de esta retirada sobre las tropas de las dos naciones: los franceses, faltos de todo en sus posiciones militares, quedaron en la convicción de que el ejército español no tenía poder para turbar sus operaciones al rededor de Gerona, y que así esta plaza no podía dejar de sucumbir: los sitiados, largo tiempo alimentados por las promesas que se les habían hecho, quedaron consternados y presintieron la suerte que no podía envitar.

"Se supo durante la jornada que las subsistencias faltaban en la plaza; esta particularidad no había sido conocida hasta entonces, porque su gobernador había mandado hacer, hasta este momento, distribuciones regulares á sus tropas, y les había hecho dar todos los días racion completa: él no debía estar celoso de conservar víveres para más allá de lo que había de durar el sitio; él veía en el cuerpo de la plaza las brechas bastante abiertas, él sabía entonces que Blake estaba cerca de él con todas las tropas disponibles en toda la estension de su vasto mando y que á fin de que el número fuese mas considerable habia sustituido las guarniciones por paisanos; el general Alvarez esperaba quedar libre de un momento á otro, y había, digámoslo así, calculado la hora en que el bloqueo quedaría levantado. Engañado por las promesas del general en jefe español, apesar de las promesas que le daba el decreto de la junta suprema central, y por los despachos de Rovira y Claros, que anunciaban victorias imaginarias, siendo así que no habían combatido sinó débiles destacamentos de observacion en la orilla izquierda del Ter, cuando él vió la derrota de Salt y la llegada de la columna de García Conde, creyó que estaba acabado, que nosotros estábamos batidos y que él se hallaba libertado; él había hecho destruir las obras que nosotros habíamos construido cerca de Santa Eugenia, para quitarle las aguas que servian para dar movimiento á sus molinos. Conservó también el puente de madera situado cerca de Salt, nuestra única comunicación sobre esta orilla, al rededor de la plaza, cuya destrucción hubiera impedido la vuelta de las tropas de Verdier, durante el tiempo suficiente para que el refuerzo entrado en la plaza, unido á la guarnición, pudiese tomar para destruir los ataques de Gerona, y tal vez tambien para ocupar á Monjuich y arrebatarnos así el fruto de tres meses de sitio. No voló ese puente, sin duda por que lo juzgó necesario al ejército español, para facilitarle la persecucion de los franceses, que él suponia en derrota por todas partes, como la division Millossewitz que había visto él mismo en desorden desde lo alto de sus murallas. Se desembarazó de quinientos enfermos que estableció en el convento de San Daniel, creyendolo definitivamente abandonado por nosotros; más cuando se apercibió de que para libertar una poblacion batida en brecha, no se habia tomado otro medio que enviarle cuatro mil hombres de infantería, y quinientos caballos, refuerzo inutil, por que él no podía efectuar salidas algo considerables con esperanza de resultado, desde que por la pérdida de Monjuich, se encontraba encerrado dentro sus muros, y por que su guarnición sostenida por una poblacion aguerrida, era mas que suficiente para defender las brechas del cuerpo de la plaza; cuando, decimos, el vió que la sola ventaja que él había obtenido de esta espedición, se reducía á la entrada de un convoy en el cual no había harina para alcanzar una distribución por ocho días, creyó que Blake hacía traicion á la causa que servia. Decía con razon que una ciudad abierta no se socorre sinó alejando al enemigo que la rodea. El mismo día que recibió este socorro de víveres redujo á la mitad y enseguida á la cuarta parte la racion de sus soldados. Entonces esperimentó la desercion, cosa desconocida hasta este momento en el ejército español".

Más adelante añade el mismo Saint-Cyr:-- "El general en jefe escribió, el día 2 de setiembre, al comandante de la division del sitio, que volviese á continuar las operaciones desde el punto en que las había dejado á la víspera y que hiciese concluir prontamente las brechas; este le contestó que se le pedía más de lo que él podía hacer, por más que no se le pedía sinó lo que él hacía algunos días antes; se lamentaba de no tener bastantes tropas. El general en jefe había ya consentido á su demanda de dejar en la Bisbal tres batallones y un escuadron de la division Pino; consistió [sic] aun á que la brigada Mazuchelli fuese empleada en el bloqueo, con tal que se la sustentase, como las del sitio, con los víveres que venian de Francia. Se quedó pues de acuerdo para el refuerzo de tropas, más se reconoció que no se podía disparar más para concluir las brechas y dejarlas del todo practicables, por que no había municiones: se necesitaban más de quince días para hacerlas venir de Francia y hasta entonces no podían dispararse.

"El general en jefe prescribió una sola medida á esto: esto es tomar el tiempo necesario para hacer venir las municiones: estaba decidido á no abandonar el sitio, por la razon de que se había empezado, apesar de las contrariedades naturales y todas las clases de obstáculos que aun podian sobrevenir: la perseverancia es según él, el principio ó la causa de casi todos los sucesos, la sola garantia de su duracion, la virtud mas rara, la más necesaria en la guerra, la primera instrucción y el primer ejemplo que un jefe debe dar á las tropas que manda. No verá entonces operación más ventajosa á emprender, ni partido mejor á seguir. Quince días despues las baterías de brecha volverian á disparar; más conoció que estos quince días no quedarian perdidos para los españoles: las gentes del arte, sobre todo, no necesitan que se les indiquen los trabajos que ellos habrian hecho detrás de las brechas y las dificultades que habrían amontonado. Conoce á los españoles y sabe bien como ellos son propicios á esta clase de guerra, sobre todo cuando ellos tienen tiempo para multiplicar sus medios de defensa".

Belmas en su Diario, hablando del estado del ejército enemigo dice:

"Sin embargo, desde el 2 de septiembre, la división del sitio habia recibido la orden de continuar sus operaciones, pero las prosiguió con disgusto bien marcado; ochenta y seis días de fuego y las enfermedades comunes en clima tan ardiente y en la canícula, la habían notablemente disminuido. Oficiales y soldados, todos deseaban ver concluir pronto aquel sitio, y se consideraban un retroceso los socorros entrados en la plaza y la pérdida del convento de San Daniel".

Despacho del general Millossewitz al general Verdier.

"Fornells 2 setiembre 1809.

"Yo os debo, mi general, un despacho sobre el suceso de ayer. Era mediodía, cuando por mis puestos avanzados, fui advertido de que una columna enemiga de unos mil hombres y cincuenta caballos, bajaba de las alturas de Bescanó y avanzaba hacia el llano. Yo puse enseguida sobre las armas la infantería y los cazadores del Príncipe Real. Marché hacia el enemigo con tres columnas en masa, ordenando al Sr. coronel Banko que se colocara delante y tanteara el enemigo. Había llegado á tiro de cañón de la línea enemiga, cuando vi, de golpe, aumentar considerablemente sus fuerzas; consistían en unos cinco mil hombres de infantería y cuatro escuadrones completos de caballería; mientras que las mias se componían solamente de unos mil doscientos hombres de infantería y cien caballos.

"El enemigo avanzó entonces con sus cuatro escuadrones, por escalones, y puso columnas de infantería sobre mi derecha y sobre mi izquierda, procurando envolverme: con el resto de su línea de infantería no forcejó.

"En esta circunstancia ordene al señor coronel Banko comandante de los cazadores de á caballo del Príncipe Real, que diese una carga al primer escuadron enemigo. La carga fue ejecutada con vigor, y el enemigo la sostuvo bien de su parte. El coronel Banko debió batirse en retirada y el enemigo le persiguió á mas de quinientos pasos. Nuestros cazadores hicieron alto de nuevo y el enemigo les respetó. Las columnas de infantería avanzaban de contínuo, las de la derecha protejidas por su caballería. No viendo pues manera de maniobrar con resultado, estando amenazado por todas partes, pensé tomar las alturas de la izquierda para tener la ventaja del terreno. El enemigo me persiguió durante mi marcha y su caballería buscó por todos lados alcanzarme; pero mis tres pequeñas columnas en masa, hicieron fuego por todos lados, y le impusieron. Marché en este orden hasta Casa Carné, donde yo había tomado mis posiciones para sostenerme, cuando el señor coronel Banko me dio parte de que el enemigo, con una fuerte columna de infantería y de caballería, procuraba deslizarse entre nosotros y el cuartel general del ejército. Sabiendo que el cuartel general no tenía más que á nosotros para sostenerle, continué mi marcha hasta tiro de cañón del mismo. Eran las cuatro cuando llegué á esta posicion. Yo debo observar que durante dos horas yo me he sostenido vis á vis del enemigo en el llano, tanto para mantener un digno continente en su presencia, como para dar tiempo de desfilar á los enfermos y á los equipages.

"Yo mandé avisar de mi movimiento al general en jefe; él ha ordenado que mi pqueña division, reforzada por la vuestra, general, vuelva á tomar sus primeras posiciones.

"No pudiendo, por mi parte, sostenerme á caballo, y afligido malamente despues de algunos días de una fiebre contínua, yo he pedido al general en jefe permiso para quedarme en su cuartel general; él ha tenido la bondad de acceder á mi demanda y yo he entregado el mando de la division al señor general Zenardi. Yo no puedo en este momento, general, dejar de hacer el elogio de toda la tropa y singularmente de los jefes de los cuerpos y de los comandantes de brigadas.

"Aceptad, etc.-- Millossewitz".

Belmas pinta la fuga de Millossewitz como una retirada casi habilmente dirijida. Vacani la disfraza con sabias disertaciones, comparando á Millossewitz con el austríaco Daun en lo reflexivo y á García Conde con Louxemburgo en su socorro á Lille, sitiada por Marlbourongh [sic] y el príncipe Eugenio.

Oficio del Ayuntamiento al General Alvarez.

"La entera falta de harinas en que se halla la Ciudad, y el total consecuente embarazo de poder proporcionar pan al Pueblo, con fuerte dolor de su corazon, mayormente en las presentes ocurrencias en que se han presentado tantos forasteros, con motivo del convoy que ayer llegó, obliga al Ayuntamiento á acudir á la conocida justificacion de V. S. para expresarle que considera seria muy importante que del considerable número de quarteras de harina que ayer entraron en los almacenes de la Real Provision, se cediesen y destinasen unas doscientas ó aquel número de quarteras que V. S. estimase prudente, para abastecer de pan á los paisanos, para socorrerlos y acallarles en sus justos clamores, confiando al Ayuntamiento ó á la persona que más estimase V. S. apropósito, la distribucion entre los panaderos de la Ciudad, con obligacion de satisfacerla estos en dinero, ó dar en cambio el trigo correspondiente: el Ayuntamiento no sabe atinar á otro medio de consolar y aliviar al Pueblo en este punto, que es de tanto momento y en extremo necesario. Espera pues que así lo reconocerá V. S. y que á consequencia se dignara socorrerlo.-- Dios etc".

Contestación del ministro de la Hacienda.

"El Sr. Comandante General de esta Vanguardia me ha pasado el oficio original de V. S. del día de hoy, en el que le hacen presente la necesidad en que se halla este benemerito vecindario de alguna cantidad de harina para que V. S. pueda con ella mandar socorrerlo; y hallando tan justa esta petición, no tiene la Real Hacienda embarazo alguno en prestarse á ella, poniendo á disposicion de V. S. cien quarteras de la harina que ayer condujo el convoy; confiando como es debido al celo de V. S. se servirá mandar hacer un escandallo, y fixando el precio que hallara más justo y conveniente, entregar en el ministerio de la Real Hacienda de mi cargo el producto de la venta del pan que resulte, como igualmente el salvado en los almacenes de la Real Provision, deducidos gastos.

"Esta medida, conciliando el celoso deseo de V. S. reembolsa á la Real Hacienda de una parte del valor, con la que puede en las estrechas circunstancias en que nos hallamos atender mejor al pago de las tropas y á la manutencion de la caballería, siendo al mismo tiempo este el único medio que me es permitido usar sin salirme de las estrechas obligaciones que me rodean para aliviar como es justo á tan dignos ciudadanos.

"Dios guarde á V. S. muchos años. Gerona de Septiembre de 1809.-- Carlos Beramendi.-- Muy Ilustre Ayuntamiento de esta Ciudad".

Noticias de la junta del Principado.

La Gaceta extraordinaria del Principado de Cataluña del Sábado 2 de Setiembre de 1809, publicó la comunicación de la Junta Suprema del Reino de fecha 23 de Agosto anterior, dirijida á la junta del Principado para el socorro de Gerona, encabezándola con el siguiente párrafo.

"La Junta Superior del Principado mirando como uno de los mas sagrados deberes de su cargo el cuidado de la defensa y conservacion de la importante plaza de Gerona, dirigió á S. M. las mas energicas representaciones á los 15 de junio, 2 de julio y 16 de Agosto pidiendo las ordenes y auxilios convenientes para tan importante objeto. S. M. la Suprema Junta del Reyno no ha podido menos de mirar con interes la suerte de esta Provincia y la defensa de aquella plaza; y á consecuencia de la última de dichas representaciones se ha servido expedir la Real Orden siguiente, que la Junta Superior se apresura á publicar para cumplir con la voluntad soberana, para satisfacer la expectacion pública y para manifestar al Principado cuanto merece del Gobierno Supremo de la Nacion y el alto aprecio que en él ha logrado grangearse".


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Reial Cos d'Artilleria. Oficial de les companyies d'Artilleria a cavall. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



El General Joaquim Blake y Joyes, (1759–1827). Wikipèdia.



Fragment de "Escena de la Guerra del Francès". Oli sobre tela de Josep Bernat Flaugier. (Wikipèdia)



Reial Cos d'Artilleria. Artiller de les companyies a cavall. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Artilleria. Artiller. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Artilleria. Subtinent d'Artilleria. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Artilleria. Muler del tren d'artilleria. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Artilleria. Conductor d'artilleria. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Artilleria. Conductor d'artilleria. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Enginyers. Minador de primera. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Enginyers. Sergent segon del regiment de sapadors-minadors. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Enginyers. Capità del regiment de sapadors-minadors. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Enginyers. Sapador amb uniforme de treball amb capot. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.


Bibliografia.

Extret de "Reseña histórica de los Sitios de Gerona en 1808 y 1809". Emilio Grahit y Papéll, Imprenta y libreria de Paciano Torres, Gerona. 1894.