Día 1º de setiembre de 1809.

Santoral: noticias del sitio: y un articulo titulado, Sobre el estado actual de España.

Noticias del sitio:-- "Ayer mañana apareció un cañon de aumento en la batería de las ruinas de San Juan á la parte de Pedret con dirección al baluarte de San Pedro: la grande colocada en los olivares sufrió tales descalabros de nuestra inmortal artillería que la creemos casi desmontada: lo cierto es que la furia francesa con que habían trabajado ha desaparecido; como también el fuego de bombas y granadas; y no sabemos si este descanso será para habilitar sus cansadas bocas, ó si las respetables, y atrevidas baterías que le hemos presentado sobre la Catedral y otros puntos, les han impuesto en términos de hacerles callar. No, ni Bonaparte ni Saint-Cyr no estan acostumbrados á chocar con la bizarra tenacidad que hallan en la invicta Gerona. Ni los extraordinarios, y continuos trabajos, con que fatigan su tropa, ni su decantada táctica, ni su alborotado y horroroso fuego, ni su desesperada rabia seran bastantes para atemorizar los animos gerundenses, ni aun perturbar el concierto, y orden con que constantemente se observa los movimientos y operaciones enemigas.

"Las noticias más exactas que hasta el día 28 pueden darse de la posicion del exército frances, son las siguientes.

"En Perpiñan contados todos los que pueden servir, inclusos aun los Gendarmes é invalidos 1200 hombres; en el castillo de Bellagarde 300; en Montroig, Campmany y la fuente de San Luis, esto es, desde la Junquera hasta Pontdemolins 800; es de observar que sobre la fuente de San Luis esta la barraca del Comandante frances con un campamento. En Figueras, entre el castillo y la Villa 1500; en Rosas 150 muy débiles; en Báscara 300; en Mediñá un campamento con un General. Los franceses para aumentar su exército han armado á los vivanderos y demas gente que le sigue.

"Los hospitales de Figueras son muchos, y estan llenos de enfermos, son el Hospital general, la casa de la Duquesa de Orleans y vecinas, la de Vivet, la de Trullol, y va á colocarse otro hoy mismo en casa de Metge; son tantos los enfermos que vienen del exército que los dejan en la calle nueva, en donde mueren muchos sobre el suelo. Según un cómputo regular enferman diariamente en el exército 150 ó 200 hombres. Se habla de transferir estos hospitales á Perpiñan y otros pueblos del centro de la Francia. Ademas de los referidos hay los siguientes en Francia: en Tolosa, Narbona, Perpiñan, Tuyr, Ceret y Monasterio de San Genis: en el Castillo de San Fernando se curan los heridos.

"Los franceses y empleados en Figueras se retiran todas las noches al Castillo; es tal su sobresalto que anteayer creian que los españoles estaban en gran número en la Junquera, lo que les causó mucho transtorno.

"Los convoyes que confrecuencia pasan, van escoltados de cincuenta ó sesenta hombres de infanteria, los que se mudan á trechos.

"Los Perrots de Garriga son 50 hombres mandados por D. Juan Novell de San Lorenzo de Cerdans, y van por los pueblos á disposicion de Puig.

"Corre la voz entre los franceses que les vienen seis mil hombres de refuerzo, pero no han llegado más que 400 muy jóvenes que anteayer pasaron de Figueras al exército.

"En la iglesia de San Baudilio hay muchas armas y efectos de guerra, que son de los muchísimos soldados que mueren.

"En el puerto de Cette se han embargado todos los barcos, y aun los de Cadaques; se cree quieran componer algun convoy para Barcelona.

"Los franceses que hay en Palamos y otros puntos, vinieron el 25 á las calas de Bagur, Pals y Calella de Palafrugell, y se llevaron todos los barcos y laudes que encontraron".

Sucesos del sitio.

Durante la noche anterior se trabajó en la plaza en la conclusion de las obras de defensa y resguardo que estaban pendientes. Se tapiaron las puertas de los pabellones de los cuarteles de Alemanes que miraban al patio y se abrió una comunicación entre ellos por la parte de la calle.

Las tropas y paisanos que coronaban la muralla en todo el recinto norte y hacían fuego sobre la trinchera, oyeron en ella mucho ruido de carruages.

Al amanecer las baterías enemigas no rompieron el fuego, notándose que faltaban muchas de sus piezas y había poca tropa. El enemigo había aprovechado la noche para retirar toda la artillería que pudo al castillo de Montjuich, pues había reunido una parte de las tropas del sitio, á las órdenes del general Verdier para ir al encuentro del General Blake.

Con estas fuerzas y una buena parte del ejército de observación formó Saint-Cyr una estensa línea de batalla que tenía su estrema derecha en San Delmay, y seguía la orilla izquierda del Oñar hasta Riudellots de la Selva donde estaba su estrema izquierda. Las tropas del general Verdier formaban la retaguardia. Se adelantó una division hacia el camino de Hostalrich, formando la vanguardia.

El vigoroso ataque de Bruñola dado el día anterior por O.Donell y el refuerzo que este recibió de las tropas del general Loigorri, quedando junto en la parte llana del terreno como preparando un nuevo ataque, convencieron á Saint-Cyr de que en el presente día daría Blake la batalla é intentaría pasar por aquel punto en dirección á Gerona.

Los franceses desampararon durante la noche las alturas de Bruñola y estuvieron toda la mañana esperando el ataque de los españoles, sin poder distinguir los movimientos ni la situacion de estos á causa de una espesa niebla que impedía ver los objetos á la menor distancia.

Mientras esperaba Saint-Cyr una batalla que el general Blake no había pensado dar, al oeste y al norte del campamento sitiador ocurrían otros sucesos de diversa índole y de mucha importancia.

Ya vimos que durante el ataque sobre Bruñola del día anterior, el General García Conde con su división y el convoy destinado para el auxilio de Gerona, había pasado de Olot á Amer por medio de una rápida marcha. A las once de la noche después de haber descansado su jente, salió García Conde de Amer, con su división y el tercio de Talarn al mando del Baron de Eroles, contando un total de unos 4000 infantes y 500 caballos, sin contar algunos migueletes y una fuerza de somatenes al mando de D. José Bertrán, domero de Llorá.

La marcha fue en estremo penosa y por senderos y atajos muchas veces, donde tenían que ir á la desfilada, supliéndose este inconveniente en cuanto fue dable, por el conocimiento del terreno que tenían Bertrán y su jente.

García Conde iba con su división á modo de vanguardia, seguía luego el Baron de Eroles con el tercio de su mando protejiendo el convoy, el cual iba dirijido y organizado por el nombrado domero.

Como el Ter venía algo crecido no pudo vadearse y hubo de habilitarse un puente con carros, venciendo mil dificultades, y demostrándose en esta operación una vez más la habilidad y el ardor de Bertrán.

Después de un viaje por demás penoso por la oscuridad de la noche, la fragosidad del terreno y una lluvia torrencial que estuvo constantemente cayendo, llegó García Conde á las 10 y media de la mañana siguiente al pueblo de Bescanó, á la vista de Gerona.

Mientras tanto Rovira y Clarós habían avanzado desde el amanecer atacando á las tropas wesfalianas que defendían toda la línea de obras del sitio, al norte y á la orilla izquierda del Ter. A las 7 poco más ó menos emprendieron estas tropas la fuga, acosadas por aquellos dos guerrilleros, que les fueron tomando y quemando sus campamentos, llegando á entrar en las baterías del Puig den Roca. Los wesfalianos, que creían batirse con el ejército de Blake, se retiraron precipitadamente á Sarriá, muriendo el general Hadeln que mandaba la división Wesfaliana, la cual quedó á cargo desde entonces del general Ochs quien apesar de hallarse enfermo y de tener un acceso de calentura hubo de montar á caballo. Cuantas guerrillas mandó contra el doctor Rovira fueron siempre rechazadas, por cuyo motivo se vió precisado á tener formados tres batallones en batalla durante todo el día, en el llano de Sarriá.

Mientras tenían lugar estos combates, le llegó al mariscal del Imperio, que se ilusionaba con una batalla campal, la noticia de que el convoy atravesaba el llano de Gerona por Bescanó y Salt, ó sea á sus espaldas, y se dirijía á esta Ciudad. Comprendió entonces el ardid de que era víctima y se retiró corrido y airado á las posiciones del sitio, pero como la distancia era algo regular, ya no pudo llegar á tiempo para impedir el socorro de la plaza sitiada.

Este socorro tuvo lugar felizmente como dejamos insinuado apesar de las dificultades que se presentaron.

Llegada la división de García Conde al pueblo de Bescanó, conforme tenemos dicho, las tropas del General Lechi trataron de presentar batalla á cuyo fin aporyándose en el pueblo de Salt adelantaron sus guerrillas.

El general español dividió si infatería en dos columnas á derecha é izquierda, dejando la caballería á retaguardia, con un cuerpo de reserva detrás. Seguía el convoy dirijido por el domero de Llorá, custodiado por el Barón de Eroles con el segundo tercio de Talarn y una compañía de Hiberia. En esta disposición y siendo las once de la mañana empezó el ataque y aun cuando los enemigos intentaron resistir, bien pronto emprendieron la fuga en dirección á Palau Sacosta perseguidos por nuestra caballería.

Huyeron tan precipitadamente de Salt y con tanta confusión, que se recojieron muchos trofeos y equipos militares inclusos los uniformes y condecoraciones del general Souham.

La plaza en vista de estas novedades hizo una salida con una columna de 800 hombres al mando del coronel D. Blas de Fournás, quien tenía la orden no solo de protejer al convoy, sí que además procurar la recomposición de la represa de la acequia monar para que sus aguas pudiesen discurrir por ella y entrar en la ciudad donde servían de fuerza motriz para el molino harinero del común.

En esto desatóse un furioso huracán al que siguió una lluvia torrencial acompañada de un terrible granizo que en breve inundó los caminos del llano é hizo crecer los ríos. Así es que por esta causa y por tener que ir á la desfilada, el convoy avanzaba con lentitud. Entró en el pueblo de Santa Eugenia y allí se presentó un nuevo obstáculo. Un grueso espaldón que tenían construido los enemigos impedía el paso y fue necesario destruirlo en parte. Vencida esta dificultad, y siendo las tres de la tarde entró el convoy y todas las fuerzas que lo custodiaban dentro Gerona.

El imposible dar cuenta del júbilo con que fueron recibidos por la guarnición y habitantes, que creyendo levantado el sitio, se entregaban á los mayores transportes de alegría y victoreaban sin cesar á sus libertadores.

A las seis de la tarde llegó Saint-Cyr á la vista de Gerona con sus fuerzas, completamente burlado, y acto contínuo dio orden para que se restableciera el cerco y se ocuparan los puntos abandonados, lo que se ejecutó con la mayor rapidez.

Por este motivo el coronel Fournás regresó con su gente después de una retirada muy peligrosa por el llano, sin haber podido volver las aguas á la acequia monar, cojiendo el enemigo algunos soldados y paisanos y no habiéndose podido recoger á los que habían llegado hasta la represa de Bescanó.

Minali, después de reseñar los sucesos de este día, dice que habiendo el General García Conde entrado en la plaza con todo el cuerpo espedicionario, perdió la bella ocasión que se le ofrecía de haberse apoderado de los almacenes que los enemigos tenían en el pueblo de Salt y que habían abandonado, pues le hubiera sido fácil introducir los víveres y efectos que en ellos había, valiéndose de las mismas acémilas del convoy después de haber descargado los víveres. Añade que los habitantes le hubieran auxiliado en esta maniobra, por que el enemigo tenía todas sus fuerzas subdivididas, creyendo que el convoy debía venir por la parte de la montaña de levante, y no podía reunirlas tan pronto para atacarle en su posición tan inmediata á la plaza, auxiliándole ya las tropas de la guarnición que ocupaban la derecha del Ter. Termina diciendo, que habiéndose esto verificado, la plaza hubiera recibido un segundo socorro y el general García Conde, después de haber reforzado la guarnición con parte de sus tropas, hubiera podido retirarse fácilmente al siguiente día hacia á la villa de Olot, ó partir en busca del Ejército de operaciones.

Creemos que hubiera sido muy difícil realizar lo que dice Minali, pues al entrar el convoy ya Saint-Cyr con su ejército recobraba sus posiciones en el llano, y Salt era ocupado de nuevo por las tropas de la división Lechi.

A causa del temporal de la noche y tarde últimas las tropas espedicionarias entraron en Gerona en el estado que puede suponerse, y más aun los prisioneros franceses cojidos con motivo de la acción de Salt. Entonces, como siempre se vió una prueba de los escelentes sentimientos de nuestros soldados, pues dice Samaniego en su Memorial histórico, á este propósito, lo siguiente: "Hiciéronse algunos prisioneros y ví con complacencia la sensibilidad española señalada en los husares de Granada, que viniendo ellos cargadísimos de agua y metidos en el lodo hasta media pierna, pasaban gustosos tal linage de incomodidad, para traer en sus caballos á sus dignos prisioneros. Insignes parisienses á la derniere, venid á tomar de los soldados españoles alguna lección de generosidad".

Los acontecimientos de este día los esplica Saint-Cyr del modo siguiente:

"El primero de setiembre antes del día, la división Souham estaba reunida sobre la orilla derecha del Oñar á la altura de San Delmay y Salitja; su izquierda sobre la carretera de Barcelona, en el cortijo de Hostalnou: á las 8, la primera brigada de Pino estaba establecida, la derecha tocando á dicha carretera, y la izquierda se prolongaba en dirección al Oñar por detrás de Riudellots.

"La segunda brigada estaba aun en marcha para presentarse en la línea; las tropas que la formaban iban llegando á ella sucesivamente, y la división Pino estaba enteramente reunida después del medio día. Detrás de las divisiones Souham y Pino, estaban colocadas en reserva las tropas que Verdier había conducido, conforme á lo que se había convenido por la vispera y á la orden que se había dado.

“Se había querido en un principio que Verdier llevase tambien consigo la división Lechi, lo que le habria reforzado con cerca de dos mil hombres; pero se cambió de viso, pensando que ella seria más util en Salt: estando Claros y Rovira sobre la orilla izquierda del Ter, debia preverse el caso que llegó de un refuerzo les metiese al mismo tiempo de tantear alguna cosa sobre Sarriá ó contra los ataques de Gerona; la division Lechi, pasando entonces por el Ter, habria operado con resultado sobre sus espaldas ó su flanco derecho: en fin, durante la accion general que se proveia debia tener lugar, se podia, en razon á su proximidad, disponer de ella como de una reserva; en todo caso, el valle del Ter y la desembocadura de Angles debian estar observados. Para llevar este doble objeto fue que se renunció al proyecto de emplearla juntamente, y se la dejó en Salt para hacerla obrar según las circunstancias. Los Wesfalianos habian quedado en su campo, cerca San Pons, y debian, en caso de ataque sobre Sarriá, reunirse allí abandonando momentáneamente las baterías desarmadas de Casa den Roca, para reforzar el punto el más importante, el que cubría nuestros establecimientos de sitio: estas tropas así escalonadas debían comunicarse con las dejadas para guardar los ataques contra Gerona, los parques, etc.; quedar de observación y de intermediarias con las otras tropas del sitio conducidas por Verdier; guardar el puente de Salt que este general había pasado, y por donde él debía volver á sus posiciones sobre la orilla izquierda del Ter despues del suceso, si este había tenido lugar sin necesidad de este regreso, ó durante el suceso si alguna circunstancia obligase á ello.

“A la punta del día una niebla que se levantaba todas las mañanas desde algun tiempo, impedía distinguir un hombre á veinte y cinco pasos; el general en jefe que había contado con este auxiliar, quedó satisfecho de un retardo de algunas horas, que favoreció la llegada de la división Pino. Un oficial general francés que mandaba la vanguardia delante del Oñar, sobre el camino de Hostalrich, avisó cerca de las nueve de la mañana, que el no veia al enemigo, pero que estaba tan cerca que le oía hablar; el distinguía también, decía, el lenguaje de las tropas: después de una seguridad así positiva, no dudamos que seríamos atacados enseguida. El movimiento de concentración, empezado la víspera, quedaba terminado en pocas horas; y el enemigo que conocía la manera como nosotros estábamos diseminados, había dejado perder una gran parte de sus ventajas, defiriendo su ataque: el 30 de agosto él estaba seguro del resultado; el 1º de setiembre por la mañana, debía ya contar menos con ello, por que tenía delante de si, doce mil hombres reunidos. Si el hubiese desembocado la víspera con la decisión que debía emplear en tal circunstancia, hubiera llegado delante de Gerona sin encontrar dos mil hombres que combatir reunidos; el general frances se hubiera visto obligado á cambiar á toda prisa su punto de concentración y en lugar de reunir sus tropas, como lo hizo, á una legua y media delante de Gerona, y hubiera tenido que hacerlo detrásde esta población.

“Hacia las once de la mañana, habiendo desaparecido la niebla, distinguimos al enemigo bastante lejos de nosotros, y en la misma posición de la víspera. No se sabía que imaginar, y se estaba muy disgustado de este retardo; desde luego, por que las tropas, apesar de su inferioridad numérica, estaban estremadamente bien dispuestas; había bastante tiempo que ellas no habían podido hallar la ocasión de combatir al ejército enemigo, de manera que la esperanza que ellas tenian de poder hacerlo, habia hecho reinar entre ellas, durante la niebla, una alegria ruidosa, universal y de un feliz presagio; enseguida, por que se les habia distribuido los dos días de galleta de reserva que restaban; que iban á estar obligadas, faltas de víveres, á diseminarlas de nuevo desde el siguiente día, y que no se podia sin temor de acontecimientos molestos sobre los ataques de Gerona guardar más de doce horas las tropas que Verdier habia conducido hacia la orilla izquierda desde la orilla derecha del Ter.

“Solamente esta division estaba sustentada por la Francia, el gobierno no quiso hacer nada para las demas, y los transportes abastecidos por los departamentos bastaban apenas para los diferentes servicio de un sitio en el cual las comunicaciones con la frontera eran muy difíciles, y disminuian todos los días, por los acontecimientos de la guerra.

“Hacia el medio día, el general en jefe hizo, con el general Souham, el reconocimiento de la línea enemiga, y quedó bien pronto convencido de que este se hallaba decidido á quedar en su posicion, á lo menos durante la jornada: no sabia á que atribuir esta inmovilidad. Por medio de las correspondencias interceptadas, se conocieron las órdenes positivas y urgentes enviadas al general Blake y creyó estar seguro de que se había retirado el mando de Cataluña al marqués de Coupigni, por que él había sido de opinion que no dejaria de librar á los franceses una nueva batalla en campo raso. Falto de mejores noticias supuso que la artillería enemiga, no pudiendo llegar y unirse al grueso del ejército que venia de Vich, que por el largo camino de Hostalrich, habia esperimentado un retardo cualquiera que haria tal vez diferir el ataque por un día. Viendo á los españoles prontos á iniciar su retirada, á nuestras menores maniobras, que ellos tomaban como movimientos ofensivos, nos fortificamos en la idea de que ellos esperaban alguna cosa, ó querian llamarnos más lejos de Gerona para facilitar algun movimiento sobre nuestras espaldas, y que, así en una como en otra de estas suposiciones, no quería combatir allí aquel día: fuimos así forzados de remitir nuestros temores y nuestras esperanzas al siguiente día y de ver prolongar la penosa incertidumbre en que nos hallabamos lisongeados de ver cesar durante la mañana.

“El general en jefe volvió á Fornells, su cuartel general, hacia las tres de la tarde, bastante disgustado de ver consumir un día de víveres sin haber hecho nada. Entrando en el pueblo quedó estremadamente sorprendido de verlo rellenado por la division Lechi, huyendo en derrota sin saber donde se encontraba, y sin haber tan solo prevenido al general Verdier, quien con tanta facilidad podia haberle prestado socorros con los cuales no habria tenido necesidad, si se hubiese sostenido sobre sus defensas, en lugar de dejarse sorprender. Esta division mandada por Millossewitz, por ausencia de Lechi, debió dar parte á Verdier, quien se hallaba sobre el camino de Barcelona, y donde cubría las espaldas á una distancia de cerca una legua y media, de los movimientos de la guarnición de Gerona al exterior de la plaza, ó de los movimientos de las tropas del exterior hacia ella, afin de poner á este general en situacion á obrar según las circunstancias y de prevenir al general en jefe.

“Una columna enemiga, fuerte de unos cuatro mil quinientos hombres, y conduciendo cerca unas mil bestias de carga, asnos ó machos cargados, por cuenta de los particulares ó del gobierno, con comestibles ó municiones de guerra, había empezado á desembocar desde las montañas á la madrugada, y poco tiempo despues de haber las tropas de Verdier pasado por la poblacion de Salt para ir á tomar posiciones sobre el camino de Barcelona. Esta columna, favorecida por la niebla, atravesó senderos muy difíciles, tardando mas de tres horas en desembocar y formarse detrás de la division Lechi, la cual, apesar del movimiento bien conocido del enemigo, no tenia ni un puesto, ni una patrulla detrás de si, por el lado donde aquel podia llegar: sin embargo los generales no ignoraban que por todas partes el se dirijía á la plaza; pero ellos estaban malos como la mayor parte del ejército. Era día de calentura para Millossewitz, y Zenardi que le reemplazó durante la tarde no estaba mucho mejor. En este estado es bien escusable si no se tiene en el servicio toda la actividad necesaria.

“El enemigo, fue desembocando de las montañas, uno á uno, y tomó todo el tiempo que le pareció necesario, sin encontrar el menor obstáculo, se dirijió hacia Gerona; la division Lechi, fuerte de siete pequeños batallones, y de un regimiento de caballería, no se apercibió de este movimiento hasta los primeros tiros que le llegaron. El coronel Banko, comandante de los escuadrones de cazadores del príncipe real, tuvo solo bastante presencia de espíritu para ejecutar una carga; pero no siendo á penas sostenido por los batallones, que huian en desorden, se volvió bien pronto y siguió el movimiento de la infantería, la cual en su pánico, no se apercibió de que ella buscó la salvacion hacia la plaza de Gerona, hasta que la guarnición le hizo fuego; entonces ella se echó sobre su derecha, ocupó un momento las alturas de Palau; se puso en fuga nuevamente hasta Fornells, donde el general en jefe la encontró, yendo sin saber á donde se dirijía, no debiendo tardar en pasar la línea de nuestros puestos avanzados y á encontrarse, de esta manera, en medio de las tropas españolas, en el momento en que hubieran creido estar á salvo. El general en jefe la contuvo, la hizo volver enseguida sobre las alturas de Palau y de allí á su posicion de Salt, haciéndola sostener por un batallon del sexto regimiento italiano, tomado de la izquierda de la division Pino. El general en jefe participó al mismo tiempo al general Verdier lo que había pasado detrás suyo y le ordenó retroceder y aproximarse á la llanura delante de Gerona, y restablecer las cosas tales como estaban antes de la barrabasada que acababa de tener lugar. Si los fugitivos se hubiesen dirijido por su lado, como su seguridad se lo prescribia, Verdier hubiera llegado á tiempo para destruir la columna española; pero su sorpresa, les había hecho perder la cabeza, como se ha visto; de suerte que este general fue advertido del terror pánico y de la derrota de sus tropas italianas, tres horas mas tarde de lo que lo hubiera sido, si ellas le hubiesen avisado tan luego como descubrieron al enemigo.

“Sin embargo, apesar de estos retardos, alcanzó la cola de la columna, se empeñó con ella, mató gente é hizo prisioneros, entre los cuales se encontró el coronel del regimiento de Baza. Puede formarse una idea de lo que le hubiera sucedido á esta columna, si la division Lechi, no hubiese sorprendida, ó cuando menos se hubiese batido como debía, en lugar de huir; ella era en verdad inferior en número al enemigo; más este estaba muy embarazado con el convoy que debia protejer, cuya custodia disminuia considerablemente el número de hombres que podia poner en combate; pues estaba sin artillería, y la division italiana tenia la suya: por tanto, el ejemplo dado la víspera en Bruñola, por un batallon del primer regimiento de infantería ligera, podia y debia ser imitado, por que nosotros eramos en todas partes inferiores en número al enemigo. El general que mandaba la division Lechi pretendió que el no fue sorprendido, y que quedó, antes de retirarse, dos horas delante del enemigo; ¡cuánto entonces ha debido sentir no haber al punto prevenido al general Verdier, de quien el recibió las órdenes, y quien, en su posicion sobre el camino Hostalrich, detrás de Hostalnou, estaba solamente á una hora de distancia, á una hora y media de marcha para un peaton, y á tres cuartos de hora para un hombre montado! El dijo en su despacho que era mediodía cuando se apercibió de que las columnas españolas descendían de las alturas de Bescanó; antes de una hora, el general Verdier debia pues estar enterado; á las dos y media el hubiera podido atacar la columna enemiga con cuatro mil hombres que el llevaba, y que no eran indispensables despues de la reunion completa de la division Pino y la inmovilidad pronunciada del enemigo. El general Souham, si hubiese sido advertido, hubiera podido destacar tropas de su derecha sobre Bescanó, y entonces la columna enemiga y su convoy hubieran infaliblemente caído por entero en nuestro poder; pero Millossewitz no previno á nadie, el convoy penetró en la plaza sin accidente, y precisamente por el punto donde se le había dejado siete batallones y tres escuadrones formando aun 2.000 hombres, número suficiente para defender la desembocadura del valle, sobre la orilla derecha del Ter.

“Verdier recibió la orden de volverse á sus posiciones sobre la orilla izquierda, atendiendo que sobre esta orilla los migueletes y somatenes de Claros y de Rovira, envalentonados con la derrota de Salt, comenzaron á atormentar las tropas encargadas de guardar los ataques, y en general todos los establecimientos del sitio, etc. El general Verdier repasó pues el Ter, y en Sarriá lo encontró todo en el mismo orden que lo habia dejado. Como este sitio era muy penoso para la division que de el estaba encargado, ella entró en sus posiciones con el disgusto más marcado, y se tuvo mucha pena para hacerles tomar de nuevo seriamente estos trabajos.

“El general en gefe se decidió á aprovechar del solo día de galleta que quedaba á sus tropas, para atacar al siguiente día al ejercito español, si este á la madrugada no nos atacaba. No podía tener sus tropas reunidas más allá de ese día, faltas de víveres para los hombres y de forrajes para los caballos”.

Vacani dice, al estudiar los propósitos de Blake: “Y como el combatir de frente y atravesar el ejército de Saint-Cyr se tenía por empresa temeraria, hasta imposible, siendo tal ejército aguerrido, numeroso y guiado por un hombre en quien eran igualmente familiares las combinaciones estratégicas y tácticas, se renunció á aquel partido y se siguió con habilidad, el de inducirle en error; no perdonando medio para hacerle creer que se trataba de presentarle la batalla en el camino de Hostalrich”.

Bucher, esplica los sucesos de este día del modo siguiente:

“Afin de Agosto el general Saint-Cyr fue informado de la aproximación de un cuerpo de tropas, á las órdenes del general Blake procedente de Aragon; según las noticias debia acercarse desde los alrededores de Hostalrich en que se hallaba y libertar la ciudad. El resultado manifestó que el general Saint-Cyr por medio de espias falsos fue engañado; salió al encuentro del enemigo con la mayor parte de las fuerzas del ejército sitiador á las órdenes del general Verdier.

“El primero de setiembre apareció el general Blake á la orilla izquierda del Ter (1), al rayar el día empezó á provocar el centro de los wesfalianos, y cayeron enseguida crecidas fuerzas sobre ambos flancos de esta debil division; debilitadas ademas por las muchas guardias que tuvo de relevar de las tropas que fueron con el general Verdier: los wesfalianos, demasiado débiles para defender un terreno entre-cortado y demasiado estenso, como el que hay entre el castillo de Montagut hasta el Ter, se retiraron á Sarriá después de quedar muerto el general Hadeln de un tiro de fusil: el general Ochs que había algun tiempo que estaba malo, montó á caballo sin embargo de un acceso de calentura, para tomar el mando. La division de Lechi que estaba en la orilla derecha del Ter, se retiró á Fornells al principio del ataque. El enemigo ocupó la posicion que tenian los wesfalianos é introdujo en la ciudad de 2 á 3 mil hombres á las órdenes del brigada O.Donell (2) y un convoy de 600 á 800 machos cargados de municiones de guerra y boca.

“El general Saint-Cyr no encontró enemigo alguno. El general Verdier volvió al campo en la noche del día 1º: á la mañana siguiente debia ser atacado el general Blake, pero este ya se había retirado á la montaña”.

Relación del combate que las tropas wesfalianas tuvieron con Clarós y Rovira en 1º de Setiembre por el coronel V. Löbell, traducida del Beiheftzum Militär-Wochemblat, suplemento al Semanario Militar de Berlin, 1880.

“De los movimientos de Blake dedujo el general Saint-Cyr que se le queria ofrecer una accion para obligarle a levantar el sitio de Gerona, por lo que tuvo el general Verdier que unírsele con todas las tropas que le fue posible sacar de las empleadas en las operaciones y trabajos del sitio. Saint-Cyr creyó que iba á ser atacado por el ala izquierda; pero la intención de Blake se limitaba á introducir en la plaza provisiones y algunas tropas de refuerzo por la orilla izquierda del Ter.

“Así, el primero de Setiembre á las cinco de la mañana se vió atacada de improviso la división wesfaliana que había quedado al frente de Gerona, situada en las alturas de San Medir y Montagut; dirijiéndose una parte de los españoles sobre nuestro flanco derecho y centro, donde se hallaba el batallon de infantería ligera ocupando el monte Mamelon (3), y extendiéndose la otra parte contra el izquierdo por la margen del Ter. Aquí atacaron con tal superioridad de fuerzas á los 2º y 4º regimientos de infantería de línea y al cuartel general del general Hadeln, que mandaba la division desde 6 días antes en que vino de Cassel, que cada uno por sí tuvo que pensar en su salvación, y en la extrema izquierda dos batallones italianos fueron arrojados al otro lado del Ter.

“Derrotada nuestra ala izquierda completamente, marcharon 2.000 españoles con 2.500 mulas á Gerona, de donde una vez descargadas, volvieron estas por el mismo camino.

“En este tiempo llegó hasta nosotros el capitan Ornemann del 4º regimiento con unos 300 hombres, con el que convine en asaltar una altura que ocupaban á nuestro frente los españoles. Al ejecutarlo, sin embargo, huyó el capitan, á quien quité el mando al alcanzar su destacamento junto á un molino de aceite, y aun estaba ocupado en la formacion de la gente, cuando llegó, acompañado de un coracero tan solo, el general Hadeln, que viéndome tan irritado por aquel percance, trató de tranquilizarme, diciéndome: Olvide V. lo sucedido y no piense ahora sinó en lo que vá á venir.

“Los españoles atacaron entonces nuestra derecha con la mayor violencia; pero, consiguiendo yo mantenerme por algun tiempo en la altura del Mamelon, evité que avanzaran resueltamente sobre Sarriá. El 3er regimiento estaba, sin embargo, casi destrozado y mi flanco derecho aparecia envuelto, por lo que hube de emprender la retirada, lenta, es verdad, y cubierto el cuadro, en que marchaba mi compañía. El general Hadeln manifestó el recelo de que nos íbamos á ver perdidos por tener que hacer frente mucho tiempo al enemigo; pero le aseguré que solo con una retirada muy pausada lograriamos detenerle en su avance sobre Sarriá. Antes de acabar de retirarnos al pie de la montaña, el general, que estaba á mi lado izquierdo en el cuadro, recibió en la cabeza una bala de fusil que lo tendió muerto. Mandé inmediatamente colocar el cadaver en el caballo del coracero para no verle quemar por los españoles, como solian hacer con los demás muertos ó heridos, que caian en sus manos; pero derribado en aquel instante el coracero, hice poner el cuerpo del general entre dos fusiles. Seguiannos cuatro columnas españolas hasta un barranco ó desfiladero que se abre de la montaña al valle de Sarriá, y aunque traté de salvarle sosteniendo la lucha cuanto pude, los que llevaban al general se vieron obligados á arrojarle á un perjuicio.

“Una bala de fusil, dándome en el pecho, me obligó también á proseguir la retirada, y habiendo desistido los españoles de perseguirnos, pude llegar en orden completo á Sarria; se conoce que el buen continente que presentaban el batallon y los 300 hombres del 4º de línea que se nos había unido, fueron la causa, en mi concepto única, de que los españoles no se atrevieran á adelantarse decididamente á Sarriá, cuya conquista habría producido el levantamiento del sitio. El coronel Legras comandante del 3er regimiento de línea nos salió al encuentro delante de Sarriá y nos dio las gracias por el valor demostrado, y manifestando á nuestra tropa que solo á su denuedo y constancia se debía que el enemigo no se hubiera apoderado de Sarriá”.


Notas

(1) - No era el general Blake, sinó Clarós y Rovira con sus migueletes y somatenes. Blake, como hemos visto no se movió de las alturas del Padró, Hostalrich y San Martin de las Esposas. Tornar al text

(2) - No fue O.Donell, sinó García Conde. Tornar al text

(3) - Era el Puig den Roca al que los sitiadores llamaban el Masmelón Verde. Tornar al text


Bibliografia.

Extret de "Reseña histórica de los Sitios de Gerona en 1808 y 1809". Emilio Grahit y Papéll, Imprenta y libreria de Paciano Torres, Gerona. 1894.




Caçadors de cavalleria. Caçador. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Abanderat del regiment Ultònia amb la bandera regimental. Figura de plom a escala 1:32. Col·lecció particular, Girona.



Hússars. Hússar del Regiment Espanyols. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Abanderat del regiment Ultònia amb la bandera generala. Figura de plom a escala 1:32. Col·lecció particular, Girona.




Anvers i revers d'una moneda de 20 francs d'or, amb la imatge de Napoleó, encunyada el 1808. Wikipèdia.



El general Jean Antoine Verdier (1767-1839). Wikipèdia.



El general Honoré Charles Michel Joseph, comte de Reille (1775-1860). Wikipèdia.



Espatllera de general francès del Ier. Imperi. Wikipèdia.



Reial Cos d'Artilleria. Obrer d'artilleria. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Abanderat del regiment Ultònia amb la bandera regimental. Figura de plom a escala 1:32. Col·lecció particular, Girona.



Terços espanyols a Texas. Soldat dels Terços d'infanteria. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Abanderat del regiment Ultònia amb la bandera coronela. Figura de plom a escala 1:32. Col·lecció particular, Girona.



Reial Cos d'Artilleria. Capità de la Secretaria d'Estat Major de l'Artilleria. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Artilleria. Tinent d'Artilleria. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Terços espanyols de Texas. Soldat dels Terços de cavalleria. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.


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