Día 3 de Noviembre de 1809.

Santoral: conclusión del oficio de D. José Antonio Viader de fecha 28 de octubre: y un articulo titulado Parte política.

Sucesos del sitio.

El enemigo no hizo fuego de ninguna clase, ni durante la noche anterior, ni durante el día. Se limitó á continuar sus trabajos, haciendo lo propio la plaza.

Habiéndose tenido noticia de que el Sargento mayor del regimiento de Baza D. Ramón Sureda había llegado al cuartel general del ejército de operaciones, y no viéndose ninguna de las [señales] que se habían propuesto para el socorro de Gerona, la oficialidad de la guarnición aumentó sus conciliábulos y reuniones, protestando de continuar encerrados, y manifestando su deseo de salir y abrirse paso antes que morir de hambre, que era el único final que se les presentaba á su heroismo y sacrificios. Uno de los mismos oficiales delató á sus compañeros, esplicando al general las quejas que aquellos formulaban, los propósitos que abrigaban y las reuniones que tenían, entregándole además una lista de los jefes y oficiales que asistían á ellas.

Alvarez creyó que se trataba de una conspiración contra su persona y autoridad, y así lo manifestó á un oficial de su confianza, con las siguientes palabras: "Se trama, le dijo, contra mí, una conspiración, según me acaba de delatar el oficial N. Esta, añadió, (mostrándole el papel) es la lista de los motores y comisionados y aun hay algun otro mas gordo".

Con este motivo se complacía Alvarez en alabar el patriotismo y obediencia de los habitantes. Refiere el P. Cúndaro, que uno de aquellos días habiendo ido á tomar sus órdenes en calidad de capitán de la compañía de regulares de la Cruzada gerundense, le dijo estas palabras: "Yo no sé, Padre, en que grado colocar el heroismo de los vecinos de esta ciudad, pues siendo así que á proporción no mueren mas militares que paisanos, aun estoy en ayunas que uno de estos haya venido á quejarse de los rigores y apuros del sitio. Si Dios, añadió, nos concede el beneficio de que se levante el sitio, yo cuidaré que sean premiados, estos leales vecinos; pero en cuanto á los otros, me precisan disimular las circunstancias críticas en que nos hallamos".

El mismo Padre Cúndaro, añade, que le dijo otro día el general Alvarez, hablando del descontento de la oficialidad, estas palabras: "Quisieran que yo capitulase: pero ¿cómo, Padre, puede ser, si he jurado no capitular? Es igual morirse de hambre, ó morir en la brecha".

Más resueltos empero que las anteriores veces, se juntaron la gran mayoría de los oficiales de la guarnición y juraron previamente ejecutar lo que acordasen, después de lo cual se nombró un capitán de cada cuerpo con el encargo de presentarse á su jefe y hacerle presente que la oficialidad exijia del mismo, que, uniéndose á los jefes de los demás cuerpos, formasen una junta, en la cual acordasen el restablecimiento de la antigua junta militar, la admisión de los parlamentarios que en lo sucesivo enviase el enemigo, que se proveyese á su precisa manutención, y que se prestasen auxilios á los soldados enfermos y heridos.

Cumplieron los capitanes su cometido y enterados los jefes de los cuerpos, accedieron y se reunieron en casa del más antiguo que lo era D. Isidro de la Mata Comandante de artillería de la plaza, asistiendo también los capitanes elejidos por los cuerpos, actuando á modo de fiscales de sus respectivos jefes. Dejaron de asistir los del segundo de Barcelona, casi todos hijos del país, y los del primero y segundo tercio de Talarn.

Después de una breve deliberación, acordaron representar vivamente al general Alvarez la miseria espantosa de la guarnición y el mas estado de los hospitales, proponiéndole primero, que mandase recoger todos los víveres existentes en la ciudad, inclusos los conventos, y ser repartidos á todo el mundo, una ración igual sin distinción de personas: segundo, que el intendente rindiese cuenta detallada del empleo de los caudales que había recibido: tercero, que se volviesen á celebrar las juntas militares de defensa, conforme esteba mandado por el general en jefe del ejército: cuarto, que se proveyesen los hospitales de los artículos más necesarios: y quinto, que se oyese á los parlamentarios que en lo sucesivo presentase el enemigo.

El comandante de artillería con su capitán fiscal, teniendo noticia de que se hallaba reunida la Junta gubernativa, se separó un momento de la reunión y se pres[en]tó ante aquella, haciéndole relación de los acuerdos que los jefes acababan de tomar, y manifestando que se hacia preciso que la propia junta gubernativa, tomase por su parte las medidas necesarias para el logro de sus aspiraciones.

La junta gubernativa quedó sorprendida y contestó que lo mejor seria que los jefes tratasen el asunto directamente con el general, que era á quien competía; y usando las formas de la más esquisita prudencia, procuraron sus vocales persuadirle de la necesidad de que los jefes desplegasen la mayor energía para calmar aquella efervecencia, por las inmensas desgracias que podia acarrear á la guarnición y al vecindario.

El comandante de artillería retiróse y fue á dar parte á sus compañeros del resultado de la entrevista. Enterados que fueron, se levantaron y se presentaron todos con sus capitanes fiscales ante la junta gubernativa, insistiendo enérgicamente en que ésta debía proteger sus pretensiones y procurar por todos los medios posibles que se llevasen á cumplimiento.

Viendo la junta que el asunto tomaba un aspecto muy grave, y que eran inútiles las observaciones que hacían, exijió de los jefes que consignasen por escrito sus reclamaciones y que las firmasen ó rubricasen, lo que verificaron en el acto.

La Junta ofició acto seguido al general gobernador, diciéndole que para tratar un asunto muy interesante era preciso que se sirviese presidir la sesión que iba á celebrar aquella noche.

Acudió en efecto el general Alvarez y enterado de lo que ocurría, sin embargo de causarle profunda impresión, conservó serenidad. Debatido el asunto se acordó oficial al ayuntamiento encargándole que de nuevo solicitase de la nobleza, colegios, gremios y particulares, un nuevo socorro por seis días más á los oficiales de la guarnición, en la misma forma que las dos veces anteriores. Resolvióse también restablecer la antigua Junta militar, así como la visita diaria de los hospitales por el jefe de día, buscándose camas y otros efectos para su mejor servicio. Respecto á la recepción de parlamentarios se acordó esperar la contestación del general en jefe al oficio que se le había pasado por mano de D. Ramón Sureda. No se tomó acuerdo sobre la rendición de cuentas por parte del intendente y se desechó la proposición de formar masa común de víveres.

De este modo se sosegó un tanto la guarnición aunque no del todo, pues comprendiendo que bien poco habían alcanzado de sus varias pretensiones, quedó en el ánimo de todos la resolución de abrirse paso para unirse al ejército á la primera oportunidad que se ofreciese, lo cual importaba una decadencia moral en el soldado por faltar la esperanza de la victoria que es el alma de las empresas militares.

Debe consignarse en descargo de aquella valiente guarnición, que apesar de los dicho, no hubo nunca jamás quien imaginara siguiera rendirse, por mas que el general Alvarez hubiese llegado á creerlo. Si proponían las admisión de los parlamentarios enemigos, era en todo caso para ver si podría la guarnición salir con armas de la plaza y unirse al ejército de Blake.

Oficio del general Alvarez al Capitán general:

"Excmo. Sr.:-- En mi oficio de ayer indico á V. E. los males que preveia y los apuros en que estábamos para que no desperdiciase V. E. los momentos, y en estas veinte y cuatro horas que han mediado se han manifestado aquellos tan descaradamente, que no admite ya un instante de demora el remedio.

"Un complot de diferentes jefes y oficiales de varios Cuerpos de esta guarnición, se me ha avisado que despues de una sesion clandestina, se ha abocado á la M. I. Junta de esta Ciudad con un recurso en que hacen varias proposiciones y solicitudes atentativas del Gobierno, á cuyo cuidado corresponden por ser de su instituto. Por todas partes se conspira, y como la miseria, el hambre, desnudez y desconfianza solo pueden remediarse con los socorros y fuerza de V. E., por el Rey Nuestro Señor pido á V. E. que inmediatamente la emplee en libertar esta plaza y en castigar á los turbadores del orden sin el menor momento de pérdida de tiempo. En el supuesto que protesto todos los daños y perjuicios que se causen y sigan, tanto á esta invicta ciudad como á toda la nación española, por la falta de pronto socorro y fuerza armada que necesito.

"El dador es un subteniente del 2.º tercio de Vich, que debe volver sin ningun retardo con la contestación categórica de que V. E. executa ó que no puede ó no quiere.

"Dios guarde á V. E. muchos años.-- Gerona 3 de Noviembre de 1809.-- Excmo. Sr.-- Mariano Alvarez.-- Excmo. Sr. D. Joaquin Blake".


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Cuirasser 1808-1809. Làmina de Bellange. (Wikipèdia)



Oficial de Granaders 1808-1809. Làmina de Bellange. (Wikipèdia)



Granader 1808-1809. Làmina de Bellange. (Wikipèdia)



Dragons. Portaestandard del Regiment de Villaviciosa. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.


Bibliografia.

Extret de "Reseña histórica de los Sitios de Gerona en 1808 y 1809". Emilio Grahit y Papéll, Imprenta y libreria de Paciano Torres, Gerona. 1894.