Salida contra las obras de ataque de Pedret (II).

Día 17 de Junio de 1809 (1ª parte)

Extracto del "Diario de Gerona".

Santoral: noticias de Valencia del 30 de mayo, de Sevilla del 24, de Córdoba del 27, de Jaén del 24, de Toboso del 31, de Badajoz del 22, de Coimbra del 10 y de Gibraltar del 12.

Sucesos del sitio.

Parte de D. Pedro Juan Morell comandante de guerrilla en la noche del 16 al 17.

"Doy parte á V.S. que en la noche del 16 los enemigos no trabajaron, ni hicieron movimiento alguno.

"Al amanecer rompí el fuego junto á la Cruz-bonita y fui cargando sobre el enemigo sin dejarlo hasta cubierto de su caballeria; la mia avanzó hasta la enemiga, persiguiendo su infanteria dejando algunos tendidos en el campo: la enemiga cargó sobre la nuestra y un soldado de la mia partió un brazo de un sablazo á uno de la enemiga. El enemigo en vista de eso envió de Santa Eugenia 12 caballos, tres de ellos tuvieron la osadia de arrimarse hasta mi guerrilla, pero los dos lo pagaron con la vida y el otro herido, el qual hubiéramos hecho prisionero, pero viendo otro de caballeria que un soldado mio le habia quitado ya el sable é iba á cogerle por la brida, avanza y tirale una estocada, el soldado se defendió perfectamente á bayonetazos, pero tuvo que desistir ya por que no tenia cargado el fusil, ya por que quince caballos enemigos venian sobre nosotros á todo escape.

"El enemigo en esta acción ha perdido cinco soldados de caballeria y mas de quince de infanteria, por nuestra parte hemos tenido un soldado de cablleria herido.

"En esta accioncita, mi General, todos se han cubierto de gloria y particularmente los husares de San Narciso, quienes sacudieron perfectamente el polvo, ya á la caballeria, ya á la infanteria enemiga; el sable y casquete del muerto de caballeria enemiga, lo guardo en mi poder.

"Dios guarde la importante vida de V.S. muchos años.-- Gerona 17 de Junio de 1809.-- Pedro Juan Morell.-- Señor D. Mariano Alvarez".

Durante la noche anterior continuaron los enemigos sus trabajos en la batería nueva intermedia entre las torres de San Luis y San Narciso, retirando de la batería de la casa Blanca las piezas de artillería que batían la última de dichas dos torres, pero quedando la que batía á la primera.

En ambas torres se repararon durante la misma noche con sacos y faginas los parapetos y troneras, cuyo grueso quedó disminuido á causa de la falta del muro arruinado.

El bombardeo contra la ciudad fue hasta el amanecer, intermitente. Se observó que el enemigo había alargado y reforzado la segunda paralela y sacado un ramal de ella á cuyo extremo había construido un espaldón que cubrió con ramaje.

Observóse también que los sitiadores reforzaban estraordinariamente el espaldon que habían formado sobre el camino real de Francia al estremo del arrabal de Pedret, hasta el punto de que no hacían en el efecto alguno los fuegos de la plaza, y tenia ya 30 varas de largo, 14 piés de alto y 20 de espesor.

Esto unido á que se observó que habían acopiado á la orilla del rio Ter faginas y otros materiales, hizo temer que los enemigos construían una batería contra el baluarte y cortina de San Pedro. Noticioso de ello el General Alvarez ordenó á propuesta de la Junta, una salida para destruir ó retardar tales trabajos. Al efecto escojiéronse de los diferentes cuerpos de la guarnición unos 500 hombres (no 1.500 como supone Bucher) quienes salieron de la plaza á las siete y media de la mañana. D. Ricardo Macarty Sargento Mayor de Ultonia y Comandante de la salida, al frente de 450 hombres divididos en dos pequeñas columnas subió por la montaña de Montjuich y siguiendo por encima del arrabal de Pedret, atacó á los enemigos en sus apostaderos, desalojándolos, arrollándolos, persiguiéndo-les, y pasando á cuchillo á cuantos opusieron resistencia. Al llegar á la altura del espaldon bajaron precipitadamente y cogieron por la espalda á los que lo guarnecían, degollando á los que intentaron resistirse y cogiendo algunos prisioneros entre ellos á un capitán comandante de aquel puesto.

Durante esta operación el teniente de Ultonia D. Silvestre Mondeli, se adelantó por el camino real de Francia con 50 hombres, siguiéndoles un destacamento de zapadores mandado por el subteniente D. Matías Marich, una brigada de albañiles y carpinteros paisanos provistos de todos los útiles necesarios, con el ingeniero voluntario D. Luis Bou y Campredón, un piquete de 10 artilleros con un sargento llevando lanzafuegos y camisas embreadas, sostenidos por 30 husares del escuadrón de San Narciso á las órdenes del capitán D. Mauricio Gimenez y mandados todos por el ingeniero comandante D. Guillermo Minali. Llegados al espaldón en el momento que Macarty acababa de ocuparlo, se aplicaron por el sargento de artilleria D. Manuel Ontañón y 10 soldados de su cuerpo, las faginas y camisas embreadas y se pegó fuego, mientras los obreros demolían y arrasaban la obra en menos de una hora, echando al rio las tierras y materiales.

Acudieron los enemigos en número muy crecido, uniéndoseles los que ocupaban los puestos de la montaña de Montjuich y sus inmediaciones y amparándoles las fuerzas del Puig den Roca, de donde bajaron dos cañones de á 8 y los colocaron á la orilla opuesta del Ter á fin de coger por el flanco á los nuestros. Rompióse un vivísimo fuego por ambas partes adelantando al mismo tiempo los sitiadores varias partidas de caballeria desde Puente mayor. Observado este movimiento por Minali, y toda vez que ya estaba cumplido el objeto de la salida, ordenó la retirada que se ralizó con el mayor orden y en medio de un espantoso fuego en el que tomaron parte todas las baterías enemigas, á las que contrarrestaron las de la plaza y sus fuertes. Las columnas Wesfalianas intentaron varias veces presentar batalla, pero siempre se vieron obligadas á retirarse con mucha pérdida.

Mientras duró la acción, el enemigo que observaba que los albañiles y carpinteros tomaban parte en la salida, redobló el bombardeo hasta el punto de que en el espacio de aquellas dos horas arrojó 210 bombas la mayor parte con estopines incendiarios, que si bien lograron pegar fuego á algunas casas, pudo apagarse por los mismos vecinos. El General Alvarez permaneció constantemente dando órdenes en la puerta de Francia y en el Baluarte de San Pedro, con el brigadier D. Julián de Bolíbar, el jefe de artilleria D. Isidro de la Mata, sus ayudantes de campo D. Felipe Buxons y D. Narciso Rich, el mayor general O-Relly teniente coronel del Regimiento de Ultonia y sus ayudantes D. José Lamas, el teniente D. Felipe Hermida y el asesor secretario D. Andrés Cavallero. Las compañías de Cruzada estuvieron sobre las armas en sus respectivos puntos. La de estudiantes á las órdenes de su capitán D. Valentin Comas que ocupaba el peligroso baluarte de San Pedro, sostuvo un vivísimo fuego con el enemigo. El beneficiado de Barcelona D. Francisco Bellagarda, alistado en la Cruzada, aistió á un herido en dicho baluarte á pesar del fuego del enemigo. El sargento de la misma D. Juan Frigola y los individuos Francisco Perxés, Lorenzo Folgarona y Coll, Pedro Marianedas, José Bisbe y Francisco Orri, salieron voluntariamente á formar parte de la espedición, demostrando tal arrojo, que el general les premió con un escudo de valor. Las mujeres de ciudad tomaron también parte en la acción, corriendo entre una lluvia de bombas y balas á los puntos de mayor peligro para suministrar cartuchos, aguardiente, agua y demás que necesitaban los defensores de la plaza, á la vez que auxiliaban á los moribundos y recojian á los heridos llevándoles á los hospitales de sangre.

Belmas, al dar cuenta de la retirada de las fuerzas que habian tomado parte en la salida, dice: "Se retiraron en buen orden á la plaza entre los aplusos de la poblacion que, desde los tejados de las casas y de lo alto de las torres, era impaciente espectadora de los efectos del ataque".

Esta salida dió lugar á otro combate muy sangriento. Cuando el comandante de la torre de San Luis observó la salida, ofendió cuanto pudo al enemigo causándole muchas bajas con la metralla y además protegió la retirada de los nuestros haciendo salir á 30 hombres, pero al poco rato se vieron estos atacados por fuerzas muy superiores que les obligaron á retirarse llegando á la torre en el momento en que iba á levantarse el puente levadizo. Los enemigos guiados y animados por sus jefes llegaron hasta el mismo foso de la torre: pero la serenidad y bizarria de sus defensores hizo inútiles sus esfuerzos, puesto que tomaron parte en la defensa hasta los mismos heridos y contusos. Durante el ataque se voló el arcón de municiones de la misma torre produciéndose alguna confusión en aquel reducto recinto pero bien pronto se recobró la firmeza animados por los jefes aun en medio de los estragos que el fuego enemigo causaba pues cada balazo que daba en las ruinas y escombros producia el efecto de un tiro de metralla. Todos los jefes y oficiales quedaron fuera de combate; quedó muerto D. Carlos Massiá teniente de Borbón, el subteniente del mismo cuerpo D. José Ballester quedó contuso, el capitán de artilleria D. Baudilio Mallol cayó mortalmente herido al lado del comandante quien quedó también contuso, pero apesar de ello continuó en su puesto. Al cabo de dos horas de combate fue completamente rechazado el enemigo y se retiró con mucha pérdida, siendo de unas 22 bajas la nuestra.

Después de retirado el enemigo, se reunió en el barranco del frente de la torre de San Luis, donde quedaron emboscados unos 400 hombres, regresando los demás á sus respectivos puestos. Luego aumentaron el cordón de centinelas que circuía dicha Torre por aquel frente, sosteniéndose un vivo fuego por ambas partes durante el resto del día, como lo fue igualmente el de todas las baterías enemigas.

La espresada torre con tantos ataques quedó muy mal parada y diezmada su guarnición, amenazando entre sus restos el temor de que se negarian á continuar la defensa sinó se les socorría como era debido y se había reclamado. Avisado de ello el General Alvarez comisionó al teniente coronel D. Blas de Fournás para que obrase de la mejor manera posible. Este jefe subió al castillo de Montjuich, arengó á las tropas, les invitó á la defensa de la torre ofreciñendoles premios y recompensas y de este modo logró mudar la guarnición y que esta se compusiese de voluntarios que el mismo condujo dentro la torre. Al retirarse se llevó la artilleria que en ella había para que no cayera en poder del enemigo, dejando sólo un cañón de á 8.

Emilio Grahit y Papéll




Abanderat del regiment Ultònia amb la bandera regimental. Figura de plom a escala 1:32. Col·lecció particular, Girona.



Terços espanyols a Texas. Soldat dels Terços d'infanteria. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Abanderat del regiment Ultònia amb la bandera coronela. Figura de plom a escala 1:32. Col·lecció particular, Girona.



Reial Cos d'Artilleria. Capità de la Secretaria d'Estat Major de l'Artilleria. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.


Bibliografia.

Extret de "Reseña histórica de los Sitios de Gerona en 1808 y 1809". Emilio Grahit y Papéll, Imprenta y libreria de Paciano Torres, Gerona. 1894.


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