Día 10 de Diciembre de 1809.

Santoral: suelto relativo al sitio: notícias de Sevilla del 1º de Setiembre: y comienzo de un artículo titulado, Política, ¿Quál puede ser el remedio más general de nuestros males?.

El suelto relativo al sitio dice así:-- "Horrorosa fue la mañana de ayer. Asestadas todas las piezas de las baterías antiguas, una batería enterrada a la izquierda de Santa Eugenia delante el ángulo derecho de San Francisco, otra en la choza de la barca del Ter, los fuertes del Calvario, Cabildo y Ciudad y dos cañones más en la Torre destruida de San Juan, despedían contra todas las brechas y edificios un diluvio de balas y granadas. Por la tarde no fue tan deshecho el furor de los enemigos, aunque no podíamos sin embargo correr seguros y sin riesgo por las calles y murallas. Endurecidos los corazones con tantas pruebas siguen en sus menesteres y ardor, arrestados á poner sus pechos en donde esté el mayor empeño".

Sucesos del sitio.

Toda la noche anterior estuvieron los centinelas de los fuertes Condestable y Capuchinos y, los vijias del campanario de la Catedral, con la mayor vigilancia, para ver si se descubrían las señales convenidas para anunciar que el ejército de Cataluña salía de Vich y se ponía en marcha para venir á libertar á Gerona. Ninguna señal se descubrió, infundiendo en el ánimo de los que de ello estaban enterados el horrible convencimiento de que Gerona no sería libertada y no tendría más remedio que rendirse. Hízose salir también, al igual que los días anteriores, un oficial de la mayor confianza y muy práctico de los atajos y recodos del terreno, para que avisara con las señales indicadas.

Durante la propia noche se colocó una escala detrás de la muralla de Santa Lucía, para apostar un centinela que vigilase las brechas. Se sacó el cañón de á 4 que estaba en el retrincheramiento y se arrimó á la segunda defensa para colocarlo en ella, á cuyo efecto se empezó á abrir una tronera para su parapeto. Se quitaron los escombros que habían caído en las cortaduras, las cuales llegaban a cubrir la artillería.

Un soldado del primer tercio de migueletes de Gerona se ofreció á llevar un pliego al gobernador interino del fuerte de Condestable, en el que se le preguntaba que era lo que había ocurrido en el parlamento del día anterior, pues aun se ignoraba en la plaza. Salió dicho miguelete á las 9 de la propia noche y á las 11 volvió con la contestación, en la que se esplicaba lo que había pasado.

En toda aquella noche el enemigo hizo un contínuo fuego de fusil mezclado con algunos cañonazos.

Al amanecer todas las baterías del sitiador rompieron el fuego con la mayor actividad. Habiendo concluído la batería construída en el campo de la Sínia, rompió su fuego con dos piezas de á 12 contra la torre y puerta del Carmen y contra el flanco de aquella parte del baluarte de la Merced.

Se observó que en una tronera de la propia batería había un cañón atravesado. Empezaron igualmente los enemigos un vivo tiroteo de fusil desde las trincheras, casas de calle del Carmen, arrabal de la Rutlla y demás apostaderos de la montaña. La plaza contestó débilmente con su fuego de cañón, tanto por la falta de pólvora, como por la de artilleros y sirvientes.

El gobernador interino D. Julián de Bolívar, recibía á cada instante, partes de los comandantes de los puestos batidos y atacados, anunciándoles los rápidos progresos de las baterías enemigas, dándole cuenta de los muertos y heridos que sin cesar tenían, participándole que la tropa estaba muy débil por falta de alimento, y haciéndole saber que ya no les quedaba el abrigo de las primeras lineas de defensa para contener al enemigo, por lo cual era necesario se les mandasen refuerzos, protestando de que en otro caso no respondían de sus puestos.

En vista de tan alarmantes notícias, el gobernador interino, convocó la junta militar, para acordar, con ella, sus disposiciones en una situación tan crítica y peligrosa. Reuniéronse todos sus vocales entre ocho y nueve de la mañana.

Los comandantes de artillería y de ingenieros, expusieron á la junta el mal estado en que las brechas y los retrincheramientos de primera línea habían quedado al anochecer del día anterior añadiendo: que según la actividad con que hacían su fuego las baterías enemigas, antes del medio día, quedarían las propias brechas más ensanchadas y mucho más accesibles sus rampas: que de pronto se desplomaría un trozo de la muralla de Santa Lucía de 30 varas de largo, sobre cuyas ruinas podría penetrar el enemigo, en formación, hasta dentro del huerto: que la tropa parapetada en el segundo retrincheramiento no se podía mantener firme en él, por que se hallaba enfilada por la batería enemiga construída en la casilla del barquero, á la orilla izquierda del rio Ter, cuyos fuegos habían demolido las paredes de las casas que hasta entonces la habían ocultado de su vista y por que además el propio segundo retrincheramiento era ya batido de frente por la batería de brecha, cuyas balas habían atravesado aquel muro que no tenía terraplén y pasaban por los boquetes: que los enemigos habían trabajado toda la noche en la mina de la torre Gironella, hallándose muy adelantada su faena: y que los retrincheramientos hechos en las cuadras de los cuarteles de Alemanes para la defensa de aquellas brechas, habían quedado muy maltratados con los fuegos del enemigo.

Mientras la junta militar se hallaba en estas angustias, se presentó ante la misma el ayudante del comandante de la brecha de Santa Lucía, dando parte en nombre de éste, de que se había desplomado parte del campanario de la iglesia del mismo nombre, cuyas ruinas habían inutilizado y cegado la cortadura existente entre dicha iglesia y la casa del cura párroco, no siéndole posible limpiarla por el vivo fuego de cañón y de fusil que sobre aquel punto hacía el enemigo, del cual habían resultado muertos y heridos muchos soldados: que no podía tener centinelas en parte alguna para observar los movimientos y operaciones del enemigo, por que todos los puntos estaban al descubierto y bajo la acción de sus fuegos: y que algunos tiradores salidos del más inmediato ramal enemigo, habían subido hasta la cresta de la brecha antigua y muerto al centinela que se había colocado en la tronera del obús emplazado dentro de la iglesia.

Mientras la junta se enteraba de tan alarmante parte, el ingeniero voluntario D. Luis Bou y Camredón, que se hallaba de trabajo en el segundo retrincheramiento de la misma brecha de Santa Lucía, para realizar varios reparos y para poner en batería el cañón que se había quitado del primero, dió parte al comandante de ingenieros de que se había retirado herido de un golpe de piedra en una pierna, y que los pocos zapadores que estaban con él, se habían visto igualmente precisados á retirarse por el excesivo fuego del enemigo.

En vista de todo esto, la junta resolvió contestar al comandante de la brecha de Santa Lucía, que después de hacer todos los esfuerzos posibles para mantener su tropa en aquel puesto, se retirase en buen orden á las cortaduras y á las troneras de las calles inmediatas, á fin de disputar el terreno paso á paso al enemigo.

Entre diez y once de la mañana, estando aun reunida la junta militar, entró en la plaza un espreso despachado por los representantes de los corregimientos de Cataluña reunidos en Manresa. De orden de los mismos, hizo entrega de dos pliegos, dirijidos uno al gobernador de la plaza y el otro á la junta gubernativa. El primero era un oficio de remisión del acta confirmando el nombramiento de generalísimo á favor de San Narciso, hecho por la ciudad de Gerona, previniendo que la Junta de Gerona celebrase dicha aprobación con una función solemne en la capilla del Santo. Ya se comprenderá que no estaba Gerona para estas solemnidades.

El otro oficio era de fecha cinco de este mes de diciembre, y por él, los reunidos en Manresa, ponían en conocimiento de la junta gubernativa de Gerona, el acuerdo tomado á las diez de la noche del veinte del mes anterior, acerca los medios que habían resuelto emplear para socorrer la plaza. Añadían que el día 29 del mismo mes habían despachado comisionados para levantar todos los pueblos de Cataluña en masa, afin de que armados se reuniesen en los puestos que se les indicaban para reforzar al ejército de operaciones en una empresa de tanta importancia. Acompañaban por último, con el citado oficio, una instrucción, en cifras, para la correspondencia en lo sucesivo.

Este oficio descorazonó á la junta militar, convenciéndose una vez más de la falta de actividad de la junta del Principado, y del llamado congreso de Manresa. Nueve días habían necesitado para despachar á los comisionados para promover el levantamiento que habían acordado del paisanage, y seis más para decidirse á participarlo á los desgraciados defensores de Gerona. De aquí que contando nada más el tiempo absolutamente necesario para la reunión de la gente, su armamento y marcha con el ejército, la plaza no podía ser socorrida, antes de quedar consumido el poco trigo que quedaba, único alimento de la tropa y de los habitantes.

En vista de tan desconsoladores hechos y consideraciones, la junta militar preguntó á los comandantes de artillería y de ingenieros, su modo de pensar acerca el estado en que se hallaba la plaza. Ambos jefes contestaron de común acuerdo, que en vista de los rápidos progresos de los nuevos ataques de los enemigos, de la inevitable pérdida de los tres únicos fuertes que se conservaban, á causa de hallarse sin víveres y no poder mandárselos; que en vista también del estado de desfallecimiento en que se hallaba la guarnición y los habitantes, por el mismo motivo de la falta de víveres, que les tenía postrados y sin fuerzas para rechazar los asaltos que preparaban y darían luego los enemigos á todas las brechas, amenazando al mismo tiempo, escalar los baluartes, para llamar la atención de los defensores y dividir sus fuerzas; y que en vista, por último, de la falta de pólvora para el fuego activo que es indispensable en estos casos: declaraban que la plaza se hallaba en el mayor peligro.

Uno de los jefes de la guarnición, muy reputado por su valor y talentos militares, tomó la palabra y expuso: que estaba bien enterado del modo de pensar de la guarnición y de la anarquía que progresivamente se había engendrado y desarrollado en ella y dado á conocer anteriormente; afirmó que la tropa no quería capitular para no tener que quedar prisionera de guerra y sólo quería esperar el socorro hasta el anochecer, pues comprendiendo que era imposible la defensa, no quería ser víctima cruenta del enemigo; y terminó manifestando, que colocada la cuestión entre estos dos extremos, no podía esperarse más que una catástrofe, de que ni el pueblo ni la guarnición eran acreedores, si no se tomaban las medidas más prudentes y enérgicas para evitarla.

La junta militar estuvo dudosa acerca la determinación que debía tomar en tan desesperado trance, porque la situación se hacía por momentos más crítica y deplorable por todas partes, recibiéndose á cada instante avisos de los comandantes de las brechas, de los trozos de muralla que se desplomaban, de los muchos muertos y heridos que tenían, y de la escasa y débil fuerza que les quedaba.

Algunos vocales fueron de parecer, que el enemigo volvería á enviar un parlamentario con la oferta de una capitulación, en cuyo caso se debía entrar en negociaciones. Pero los comandantes de artillería é ingenieros, observaron que: por el desprecio que el general enemigo había siempre recibido, al solicitar parlamento; por el estado de las brechas y sus defensas; por las nuevas y ventajosas posiciones que acababa de ocupar el enemigo; por la fundada esperanza de que éste debía tener de apoderarse en breve de los tres únicos fuertes que se sostenían; por la lentitud que estabas observando en el fuego de nuestras baterías que había de demostrarle la falta que realmente había de municiones; y finalmente por los muchos espías que so pretesto de introducir víveres había mandado á la plaza: no podía menos de estar bien enterado de los poquísimos y malos medios de subsistencia que quedaban ya á la guarnición y á los habitantes, y de la epidemia que diezmaba diariamente á los defensores; por lo cual no enviaría parlamentario alguno, y continuaría sus operaciones de ataque, hasta introducirse á viva fuerza en la plaza.

En vista de estas incontrovertibles observaciones y de los demás antecedentes, la junta militar, de acuerdo con el vocal de la junta del Principado y de los dos vocales de la junta gubernativa, resolvió que se enviase un parlamentario al general enemigo preguntándole por lo tratado en el día anterior con los gobernadores de los fuertes de Condestable y de Capuchinos, ya que estos dependían de la plaza, de la que estaban incomunicados. Pero los comandantes de artillería é ingenieros, propusieron que antes de abrir la correspondencia con el enemigo, se hiciese salir el pequeño convoy para dichos fuertes, que se hallaba ya pronto en la puerta del Socorro. Puesto este punto á votación, á pluralidad de votos, se resolvió diferir la salida de dicho convoy, y abrir con el enemigo la comunicación partiendo de la pregunta esperesada.

A pluralidad de votos quedó también elejido para esta misión D. Narciso Rich, natural de esta ciudad, y primer ayudante de campo del general Alvarez, pero como no se le halló en su casa, ni pudo saberse donde se encontraba, urgiendo en extremo la cosa, igualmente por mayoría de votos, se nombró para parlamentario al brigadier D. Blas de Fournás, vocal de la junta militar.

Hecho este segundo nombramiento, volvióse á discutir la forma y manera como dicho parlamentario debía desempeñar su cometido, y se resolvió que saliese y se presentase á las avanzadas enemigas y dijese al comandante de la primera guardia que hallase, que se sirviese pasar al cuartel general del ejército sitiador y decir al general en jefe del mismo, que el gobernador interino de la plaza, había observado que el día anterior un parlamentario suyo se había presentado al pié del fuerte del Condestable y que ignorando cual pudiese ser su pretensión, deseaba saberla. Se le previno también que si el comandante de la guardia enemiga, le instaba para que pasase al cuartel general, accediera á esta invitación.

Cerca de la una de la tarde, salió D. Blas de Fournás por la puerta del Areny, dirijiéndose á las avanzadas que el enemigo tenía en el arrabal de la Rutlla, y hecha señal con un tambor, fue acojido como parlamentario. La plaza y sus fuertes cesaron el fuego y poco después cesaron también los del enemigo.

Conducido Fournás al cuartel general enemigo, le recibió Augereau rodeado de su estado mayor, y enterado del objeto de la entrevista, se limitó á contestar que concedía á la plaza una hora de término para estendersu capitulación, y concluído dicho tiempo, mandaría continuar el fuego y las demás operaciones de ataque.

El P. Cúndaro dice que en el cuartel general sitiador se dijo á Fournás, que había orden de fusilar á todo francés que hubiese tomado las armas contra su nación y hallándose él comprendido en dicha orden, no le cabía más remedio que apresurar la rendición.

No puede ser: Fournás, como individuo del ejército español, había perdido su nacionalidad francesa y adquirido la española, hacía más de quince años.

Al cabo de una hora volvió Fournás á Gerona, y presentándose á la junta militar, dió cuenta de la contestación del general sitiador. Enterada dicha junta fueron varios los pareceres que se emitieron, en vista de lo cual se convocó á los vocales de la junta gubernativa, quienes aunque convencidos de la imposibilidad de defenderse por más tiempo, y del peligro que corría la vida de los extenuados defensores, si se intentaba prolongar la defensa, aconsejaron, para ver si se podía ganar tiempo, que volviese el mismo parlamentario al campo enemigo, y enterase al general Augereau, de que las proposiciones se reducían á acordar entre ambas partes beligerantes, un armisticio por veinte días, por diez, ó por seis, si más no se podía conseguir.

Los comandantes de artillería é ingenieros, hicieron presente que si el general enemigo llegaba á admitir semejante proposición, lo cual no era creíble, no permitiría, según práctica en la guerra, que se socorriesen los fuertes durante la suspensión de armas, como se lo figuraban la mayor parte de los presentes, y por tanto, para no morir de hambre, tendrían que abrir sus puertas.

Ante semejante observación, se acordó pedir al general enemigo, por medio del mismo parlamentario, una suspensión de armas, y presentar en el término de 24 horas los artículos de la capitulación, ofreciendo cumplirla siempre que la plaza no fuese socorrida, como esperaba, antes de esperar dicha tregua.

Con esta determinación, volvió D. Blas de Fournás al campo enemigo afin de dar cuenta al general Augereau y concertar las bases de la capitulación. Augereau recibió al parlamentario como la primera vez, rechazando toda proposición de armisticio, diciendo que concedía dos horas de tiempo á la valerosa guarnición de la plaza, para extender la capitulación, bajo bases honrosas que en síntesis esplicó al general de brigada Rey, su mayor general, á quien comisionó y dió plenos poderes para presentarse en Gerona con el parlamentario de los sitiados y redactar bajo dichas bases la capitulación.

Veamos lo que ocurría mientras tanto en la desgraciada Gerona.

Tan luego como hubo salido Fournás por segunda vez, se convocó á los vocales de la junta general, así como al obispo, dignidades de la catedral, prelados de las órdenes religiosas, priores, cónsules y prohombres de los colegios y gremios, para que todos tuviesen conocimiento de lo que ocurría y del último extremo á que había llegado la plaza. A las tres y media de la tarde se hallaban reunidos la mayoría de los convocados. Armóse con tal motivo una gran confusión. Todo el mundo hablaba y nadie se entendía, dando cada cual su parecer que era combatido por los demás. Muchos militares decían en alta voz que ellos no pensaban hacer falta en sus puestos. Otros censuraban la conducta de la junta militar. No faltaba quienes decían que preferían la muerte á la rendición. Y algunos reconocían la necesidad de cesar en una defensa imposible y temeraria.

Por fin pudo calmarse un tanto la excitación del primer momento y dar á la reunión alguna forma de asamblea. Entonces D. Francisco Puig y Dorca, Secretario de la junta gubernativa, leyó todo lo actuado y acordado por la militar, y dió cuenta del nombramiento y salida del parlamentario, contestación del general enemigo, y segunda salida de aquél.

Algunos prohombres de los gremios desaprobaron que se hubiese abierto la correspondencia con los enemigos. Contestó la junta militar: que sus acuerdos se habían dirijido á salvar al pueblo de los horrores y estragos de un segundo asalto general que preparaba el sitiador, y no era posible resistirlo por parte de la guarnición á causa de la debilidad á que se hallaba sumida: que si el pueblo no estaba satisfecho de este modo de pensar, la guarnición defendería las brechas hasta morir todos, cuyo sacrificio no era necesario para demostrar la probada fidelidad al rey, á la patria y á la ciudad, pues tampoco con él quedaba ésta salvada: que si apesar de ello querían todos ir á semejante sacrificio, que no libraría á la ciudad de caer en poder del enemigo, después del degüello general, era necesario que todos los habitantes, sin distinción ninguna, se presentaran con la guarnición en las brechas, y sucesivamente en los retrincheramientos de segunda y tercera línea, para ir conteniendo al enemigo, si era posible; y que si el pueblo se conformaba con esto, la junta militar se negaría después á oir cualesquiera otra intimación.

Mientras estaba reunida la Junta general y demás convocados, llegaron á formarse grupos frente la casa en que estaban reunidos, pero como se instó á la gente para que, aprovechando la suspensión del fuego, pasara á examinar los destrozos que había causado el horroroso fuego que sin parar había hecho el enemigo desde la noche del 2, fueron muchos á recorrer los baluartes y murallas, observando con dolor que no había absolutamente medio alguno para defender las estensas brechas y débiles muros, y que el asalto había de producir inevitablemente la toma de la ciudad y el degüello general.

Las avanzadas del campo sitiador, situadas á medio tiro de pistola, les veían pasar por brechas y murallas durante la suspensión del fuego, y algunos soldados enemigos, sintiendo compasión, se adelantaban ofreciéndoles víveres que algunos aceptaban estimulados por el hambre. Acerca esta circunstancia, en nuestra juventud, oímos referir con mucho entusiasmo á un veterano del sitio, que acertando á pasar por uno de los puntos en que ocurrían estas escenas Dª Lucía de Jonama, comandanta de la primera escuadra de la compañía de Santa Bárbara, reprendió á los que habían aceptado tales ofrendas y habiéndose acercado á ella un oficial enemigo para regalarle una cesta de manjares, la rechazó diciendo con altivez, que nada quería de los franceses, ni siquiera el comer, á cuyo ejemplo los que lo presenciaron, arrojaron lo que habían aceptado de los sitiadores.

Nieto Samaniego consigna también que mientras tenía lugar el parlamento "muchos soldados enemigos vinieron sin armas hasta el pié de la muralla y bauarte de San Francisco de Paula, y algunos trageron pan, vino y queso, para ofrecer á los nuestros, que lo recibieron descolgando cuerdas por la muralla, y otros de lo que se habían pasado al enemigo, se acercaron no sin rubor á saludar á sus consocios".

No solamente inspeccionaron las brechas y demás puntos atacados, las gentes del pueblo, sí que también lo hicieron varios eclesiásticos y prohombres de los gremios, que formaban parte de la junta general. Vueltos á ella, y convencidos con el mayor dolor de que la defensa era imposible, y constituía una verdadera temeridad, y el degüello general había de ser inevitable, lo hicieron así presente, y aunque mal de su grado y con el sentimiento más vivo y doloroso, convinieron en que se capitulase, maldeciendo muchos la suerte aciaga, y la falta de actividad y energia del ejército de operaciones, de la junta de Cataluña y de la junta central, que en siete meses de un sitio sin igual, no habían tenido tiempo para organizar y llevar á cabo la salvación de la plaza.

Poco antes de las cinco de la tarde volvió Fournás con el general Rey, acompañado de un ayudante de campo. Antes de entrar en la plaza, por la puerta del Areny, se les vendaron los ojos, y de esta manera fueron acompañados é introducidos en la sala donde estaba reunida la junta general. El general Rey quedó muy sorprendido al ver tanta diversidad de gente allí reunida, comprendiendo que todos tomaban con interés la suerte de la ciudad, como todos habían tomado parte en su defensa. Había creído encontrarse solo ante el gobernador y los principales jefes de la guarnición, cual se acostumbraba en casos análogos. Saludó é hizo los debidos cumplimientos al obispo, al gobernador, á los jefes de la guarnición y de los cuerpos, y dijo: que se hallaba con plenos poderes del mariscal Augereau, duque de Castiglione, para tratar de la capitulación, concediendo al efecto en nombre del mismo, dos horas de término á la valiente guarnición de la plaza para que estendiese su capitulación, espirado cuyo tiempo sin haberlo hecho, mandaría continuar el fuego y las obras de ataque: que consideraba á todos los defensores militares, como españoles, sin tener en consideración á los extrangeros que formaban parte de la guarnición, á los desertores que se hallaban en la plaza, ni á los criminales de su ejército que se habían refugiado en ella: que olvidaba todas las ofensas recibidas: que el pueblo sería respetado y quedaría tranquilo en sus casas, conservando sus bienes y propiedades: que la religión sería conservada y respetada: y que de consiguiente bajo estas bases se estendiese luego la capitulación.

En vista de estas terminantes proposiciones, fue mucha la confusión y variedad de opiniones entre los presentes, lo que se esplica por pertenecer á tantas clases, cuerpos é instituciones diferentes. Cada uno hacía preguntas al parlamentario sobre su suerte venidera. Cada cuerpo quería una capitulación separada.

La junta militar rodeada de tantos debates, no tuvo un momento de sosiego para estender los artículos de la capitulación en debida regla y según práctica; hasta que acercándose las siete de la noche, D. Blas de Fournás hizo presente á la junta general, que á aquella hora debía volver al cuartel general enemigo con la cpitulación firmada; en vista de lo cual se estendió en la siguiente forma, según copia que literalmente hemos tomado del original existente á continuación del folio 5 del manual de acuerdos de 1815.

"Capitulaciones de la Ciudad de Gerona y fuertes correspondientes firmada el diez de diciembre de 1809 á las 7 de la noche.

"Art. 1º. La guarnición saldrá con los honores de guerra, y entrará en Francia como prisionera de guerra.

"Art. 2º. Todos los habitantes serán respetados.

"Art. 3º. La Religión católica continuará de ser observada por los habitantes y protegida.

"Art. 4º. Mañana á las ocho y media de ella la puerta del Socorro y la de Areny serán entregadas á las tropas francesas, así como las de los fuertes.

"Art. 5º. Mañana 11 de Diziembre á las 8 y media de ella la guarnición saldrá de la plaza y desfilará por las puerta del Areny. Los soldados pondrán sus armas sobre el glacis.

"Art. 6º. Un oficial de Artillería, otro de yngenieros y un comisario de guerra entrarán al momento en que se tomará posesión de las puertas de la ciudad para recibir la entrega de los Almacenes, Mapas, planos, etc.

"Hecho en Gerona á las siete de la noche el 10 de Diziembre de 1809.-- Julián de Bolívar.-- Isidro de la Mata.-- Blas de Fournás.-- Joseph de Layglesia.-- Guillermo Minali.-- Guillermo Nash.-- El General en gefe del estado mayor general del 7º cuerpo.-- Rey".

Firmaron la capitulación los seis primeros jefes de la plaza, por haberlo exijido así el general Rey, quien firmó también como acaba de verse.



Encapçalament del document de capitulació.

La junta militar hizo presente al propio general parlamentario, que la guarnición se hallaba con el mayor disgusto por tener que entrar en Francia prisionera de guerra: á lo que contestó, que se consignaría en uno de los artículos adicionales que sería cangeada con igual número de jefes, oficiales y tropa francesa, de los prisioneros en las islas Baleares, á cuyo fin el general Augereau dispondría que la propia guarnición no pasara del Languedoc hasta que ambos gobiernos tomaran la debida resolución sobre este punto.

La junta entregó á D. Blas de Fournás una minuta de los artículos adicionales, para que los estendiese en forma al hallarse en el cuartel general enemigo y los hiciera firmar por el mariscal Augereau.

Inmediatamente salieron de la ciudad los dos parlamentarios, á quienes se les vendó los ojos antes de salir por la puerta del Areny. La junta general se disolvió hasta el día siguiente.

Fournás llevóse consigo la capitulación, presentándola al general Augereau, quien al pié de ella puso lo siguiente:

"Aprobado por nos Mariscal del imperio comandante en gefe del 7º cuerpo del exército de España.-- Augereau Duque de Castiglione".

De esta capitulación y nota sacó D. Blas de Fournás una copia de su puño y letra para la plaza, con lo siguiente:

"Yo Brigadier de los Reales exércitos encargado de los poderes del gobierno ynterino de la plaza de Gerona D. Julián Bolívar y de la Junta militar certifico que la capitulación antecedente es conforme á la original firmada con la fecha que expresa.-- Blas de Fournás".

El parlamentario del campo sitiador, autorizó esta copia, del siguiente modo:

"Le general chef de l'État Major general du 7e. Corps de l'armée d'Espagne.-- Rey". (sellado)

Enseguida se discutieron y redactaron las notas adicionales en la forma siguiente:

"Notas adicionales y particulares aprobadas por el Excmo. Sr. Duque de Castiglione, Mariscal del imperio, comandante en gefe del 7º cuerpo del exército de España, convenidas entre el señor gobernador general de Brigada, gefe del estado Mayor general del sobredicho cuerpo del exército, comandante de la legión de honor, y el señor Don Blas de Fournás, Brigadier de los exércitos españoles.

"Art. 1º. Un teniente ó subteniente elegido entre los oficiales del exército español, estará autorizado con pasaportes para pasar al exército de observación del exército español, y llevar á su general comandante en gefe la capitulación de la plaza y de los fuertes de Gerona, solicitándole se sirva disponer el pronto cange de oficiales y soldados de la guarnición de Gerona y sus fuertes contra igual número de oficiales y soldados franceses detenidos en las yslas de Mallorca y otyros destinos. Su Exa. el señor Duque de Castiglione comandante en gefe del exército, promete que dicho cange se verificará luego que el general en gefe del exército español le havrá dado á conocer el día en que aquellos prisioneros havrán llegado en uno de los puertos de Francia para el referido cange.

"Art. 2º. En los tres días que seguirán á la rendición de la plaza de Gerona, el ylmo. Sr. Obispo de dicha ciudad quedará aurotizado para dar á los sacerdotes que están baxo sus órdenes los pasaportes que pidan para pasar á las villas en las que tenían su domicilio anterior, para quedar y vivir en él según lo deben unos ministros de paz, baxo la protección de las leyes que rigen en España.

"El general en gefe del estado mayor general del 7º cuerpo del exército de España.-- Rey.-- Blas de Fournás".

De estas notas adicionales sacó Fournás de su puño y letra la copia que obra en el manual, en la que añadió:

"Yo Brigadier de los Rles. Extos. encargado de los poderes del gobernador ynterino de la plaza de Gerona D. Julián Bolívar y de la Junta militar, certifico que los Artículos antecedentes son traducidos fielmente del original en 10 de Dbre. de 1809.-- Blas de Fournás.

"Le general chef de l'Etat major general du 7e corps de l'armee d'Espagne.-- Rey". (sellado)

"Nota adicional á la capitulación de la plaza de Gerona.

"Los empleados en el ramo político de la Guerra son declarados libres como no combatientes y pueden pedir su pasaporte con sus equipajes para donde gusten.

"Estos son:
"El Intendente.
"Comisario de guerra.
"Empleados en Hospitales y provisiones y médicos y cirujanos del ejército.

"Yo Brigadier de los Reales exércitos, certifico que la nota antecedente haviendo sido presentada al Excmo. Sr. General en gefe del exto. francés queda aprobada. Fornells 10 de dizbre. de 1809.-- Blas de Fournás".

El cuerpo de esta nota parece de letra de Beramendi. La cabecera y certificación final son de Fournás.

"Notas adicionales á la capitulación de la plaza de Gerona.

"Que la guarnición francesa que esté en la Plaza, esté aquartelada, y no aloxada por las casas, é igualmente los Oficiales, deben procurarse su posada, pagándoseles un tanto que se pagaba de utensilio á los de la guarnición española.

"Que todos los papeles de gobierno, queden depositados en el Archivo del Aiuntamiento, sin poder ser extraídos, ni extraviados, ni quemados.

"Que á los que han sido Vocales, ó empleados en las Juntas en tiempo de esta Guerra de opinión, no les sirva de nota, ni perjuicio alguno en sus asensos, y carreras quedando igualmente salvas, y respetadas sus Personas, propiedades y haberes.

"Que á los forasteros que se hallan dentro la Plaza por expatriación ú otra causa, tanto si han sido Vocales ó Empleados de las Juntas, como no, se les permita restituirse á sus casas, con su equipage, y haberes.

"Que qualquier Vecino que quiera salirse de la Ciudad y trasladarse á otra parte, se le permita llevándose su equipage, y haberes, y quedándole salvas las propiedades, caudales y efectos que dexare en aquella.

"Yo brigadier de los Rles. exércitos, certifico que las notas antecedentes haviendo sido presentadas al Excmo. Sr. general en gefe del exto. francés, se han aprobado en su contenido, en quanto no se opongan á las leyes generales del Reyno, y á la policia establecida en los exércitos. Fornells 10 de dizbre. de 1809.-- Blas de Fournás".

La cabecera y certificación final son de letra de Fournás.



Notes finals del document de capitulació.

Mientras en Fornells se firmaba la capitulación y las notas adicionales, en muchos puntos de Gerona se notaba un movimiento impropio de una ciudad reducida á tales extremos. Era que algunos de los más intransigentes, animosos y atrevidos habían acordado salir armados y romper el círculo de hierro del sitiador, para no tener que doblegarse bajo su yugo. Ya hemos visto que de mucho tiempo venía siendo éste el deseo de la mayor parte de la guarnición y de no pocos paisanos, y que en la noche anterior hubo conatos de realizarlo. El punto escojido fue el baluarte de Figuerola, como más apropósito por razón de la puerta que en él existe. Antes de la media noche se hallaba lleno de paisanos armados, mugeres y religiosos. Al poco rato llegaron veinte caballos del escuadrón de San Narciso y unos cuatrocientos soldados de todos los cuerpos, con varios oficiales, al mando de D. José Palés capitán del segundo batallón de Barcelona. Abierta la puerta salió aquella desigual columna de gente desesperada, formando vanguardia los veinte caballos y siguió la orilla del Ter hasta el paso llamado den Benet. Al llegar allí, entraron dentro del agua, pero descubiertos al momento por las centinelas enemigas, se formaron las guardias y rompieron un mortífero fuego de descargas cerradas contra aquella masa á la que era imposible defenderse dentro del río. Algunos, sin embargo, treparon la opuesta orilla, atravesaron por medio de los campamentops y encontraron su salvación en las vecinas montañas, muchos recibieron la muerte dentro las aguas del Ter, y el resto hubo de volver á la ciudad á toda prisa y en la mayor confusión, perseguidos por las balas enemigas.

Minali añade que: "Al ruido del fuego de fusil se alarmó la guarnición y el pueblo, temiéndose que los enemigos, atribuyendo á disposición de la Junta la referida fuga, despues de haber capitulado, no se valiera de este pretesto para romper la capitulación, dando el asalto á la Plaza, en la que hubiera penetrado sin dificultad, por hallarse desguarnecidas las brechas y los retrincheramientos interiores; esponiendo con este imprudente paso á la guarnición y á todos los habitantes, á ser saqueados y acuchillados".

Notícias de Vich.

¿Qué hicieron durante este día el ejército libertador y la junta de Cataluña, para venir á libertar á Gerona? Nada.


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Reial Cos d'Artilleria. Tinent d'Artilleria. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Terços espanyols de Texas. Soldat dels Terços de cavalleria. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Artilleria. Oficial de les companyies d'Artilleria a cavall. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Artilleria. Artiller de les companyies a cavall. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Artilleria. Artiller. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Artilleria. Muler del tren d'artilleria. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Artilleria. Subtinent d'Artilleria. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Artilleria. Conductor d'artilleria. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Artilleria. Conductor d'artilleria. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Enginyers. Minador de primera. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Enginyers. Sergent segon del regiment de sapadors-minadors. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Enginyers. Capità del regiment de sapadors-minadors. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Reial Cos d'Enginyers. Sapador amb uniforme de treball amb capot. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Companyies fixes. Llances de Ceuta. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Milicies urbanes. Subtinent de les companyies de La Corunya. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.


Bibliografia.

Extret de "Reseña histórica de los Sitios de Gerona en 1808 y 1809". Emilio Grahit y Papéll, Imprenta y libreria de Paciano Torres, Gerona. 1894.