Primer Sitio de Gerona (III).

Llegado á Gerona los Sres. Burgués y O-Donovan, expusieron á la junta cuanto les había ocurrido y la última petición que les había hecho Duhesme. Abrióse discusión sobre lo que debía hacerse, armándose con tal motivo una gran confusión, para resolver si irían ó no nuevos comisionados, resolviendose por la afirmativa á pluralidad de votos, despues de dos horas de discutir. Propúsose que los comisionados fuesen los mismos que habían regresado, pero estos se negaron en absoluto. Indicó el presidente á dos representantes del pueblo, pero hubo de desistir por que el primero cuyo nombre fue pronunciado se levantó jurando que no iría, con lo que se armó otra vez la misma confusión y despues de varios pareceres también á pluralidad de votos, fueron elejidos como diputados el penitenciario de la Catedral D. Juan Planella, el P. Calixto Ucar prior de los Agustinos, el regidor D. Martín de Burgués, el comandante D. Juan O-Donovan, el prohombre del pueblo D. Pedro Serra y el canónigo de San Félix D. Buenaventura Masmitjá, si bien éste se retiró apenas hubo salido la puerta. Dirijiéndose los demás á la casa de campo llamada Can Gova, punto destinado para la conferencia, pero al llegar allí á nadie encontraron y, cerciorados de que el ejército enemigo había emprendido la retirada, regresaron á Gerona esparciendo tan grata notícia entre los habitantes y la guarnición, que la recibieron con la mayor alegría.

La Junta en acción de gracias al Todopoderoso por la victoria casi increíble que se había obtenido, dispuso se cantara al día siguiente un solemne Tedeum en la capilla de San Narciso, al que asistieron todo el clero, la guarnición y un inmenso gentío, sin perjuicio de celebrar otras funciones relijiosas.

Antes de terminar este punto, debemos permitirnos una disertación, aunque poco estensa.

La relación de este primer sitio está tomada de las numerosas obras que de él se ha ocupado y particularmente de las siguientes: Historia militar de Gerona por Minali; Barcelona cautiva por el P. Ferrer; Historia del levantamiento, guerra y revolución de España por el Conde de Toreno; de un impreso que á los pocos días se publicó en Gerona con el título de Correo de Gerona y de varios documentos que poseemos.

Es curiosa sin embargo la manera como los franceses han querido disculpar ó tan siquiera esplicar su primera derrota bajo los muros de Gerona, en lo cual han tenido mucho empeño para oscurecer la humillación que sintieron al verse batidos por paisanos sin organización y por un número tan reducido de militares. Lafaille jefe de ingenieros franceses, en sus Memoires sur les campagnes de Catalogne, de 1808 á 1814, echa la culpa de la derrota á la lijereza de Duhesme, mientras éste á su vez se la echa á él, por no haber tenido preparados ninguno de los materiales necesarios para el asalto y demás ataques emprendidos. Además, queriendo ridículamente despreciar la victoria de los gerundenses, ha amalgamado los sucesos para hacer, como hacen muchos autores de memorias militares, una defensa y ensalzamiento de los hechos propios, no olvidándose por consecuencia Lafaille, á quien entonces nadie tenía en la menor importancia, de esplicar que él fue el valiente, el previsor y el entendido. Este recurso cómodo, pero sobradamente gastado, no hace efecto, como no sea la sonrisa de desprecio que mueve al lector desapasionado. Con el mayor aplomo de este mundo nos participa Lafaille que con el asalto se asustaron tanto los gerundenses, que dejaron salir al segundo parlamentario y mandaron dos por su parte á Duhesme, á quien dice que contaron que todo el mundo quería rendirse menos el populacho, de modo que el volver á la ciudad les daba tanto cuidado, que llegaban á temer por su vida, y con este temor pidieron se les dejase pasar allí la noche, lo que se les concedió generosamente, y además se les concedió también, al amanecer del siguiente día, su regreso (¡aquél regreso que debía costarles la vida!), con la condición de volver á las 7 con una respuesta definitiva. Añade, con igual serenidad el autor citado, que se esperó á dichos diputados hasta las 10, y viendo que no volvían a pesar de sus generosidades, emprendió Duhesme la retirada, habiéndose después averiguado que la tardanza era debida á que se estaban estendiendo los artículos de la capitulación.

Al ver que el enemigo se alejaba, la junta militar comprendió que no tardaría en volver por la revancha, y considerando que la plaza no estaba en disposición de sufrir ni ocho días de sitio formal, tomó las más activas providencias para ponerla en estado de defensa. El comandante de ingenieros D. Guillermo Minali se dedicó desde luego á los trabajos necesarios para ensanchar, profundizar y llenar de agua los fosos y cortar los árboles de los alrededores, a pesar de que formaban hermosos paseos, como también devastar márgenes, cercas, vallados y demás obstáculos que podían ofender y protejer los aproches del enemigo. El comandante de artillería D. Pablo Miranda estableció una completa maestranza, parque de artillería y laboratorio de fuegos artificiales; y corrijiendo los demás puntos de su ramo, consiguió poner en breve tiempo coronada la muralla con la suficiente artillería, habiéndose tenido que construir y aprontar para ello en pocos días más de 50 cureñas. Fué muy celebrada la actividad de ambos jefes, que realizaron dichos trabajos a pesar de no contar con el auxilio de oficiales de sus armas.

Fué una gran suerte para Gerona que el enemigo hubiese dejado intactos dos grandes almacenes existentes en las afueras, uno el de la pólvora detrás del fuerte Condestable, con una gran cantidad de barriles de dicha materia y otro en el llano, junto á la cruz de camino de Barcelona, lleno de maderas de construcción, valoradas en más de un millón. Así es que apenas se perdió de vista el enemigo, se mandaron introducir en la plaza unos y otros efectos, prestándose para ello con el mayor entusiasmo la mayor parte de los carruages y acémilas de los habitantes, incluso los coches de las señoras y personas de posición.

El día 22 D. Benito Rovira que por comisión de la junta había pasado á Mallorca, volvió llevando 200.000 cartuchos de fusil, manifestando las dificultades que ponía el capitán general de aquellas islas en facilitar los demás auxilios que se le pedían de gente y armas y concediendo solo permiso para venir al teniente coronel y sargento mayor de ingenieros D. José Torres y Pellicer, á fin de coadyuvar á la defensa de la plaza. Causó esta última notícia mucha alegría entre los vocales de la junta, de quienes era Torres muy conocido, de modo que hasta se hizo pública la notícia para satisfacción del pueblo. El señor Torres y Pellicer llegó al siguiente día entrando á formar parte de la junta militar.

Como los enemigos se mantenían en las poblaciones de la costa y realizaban algunas correrías, se temió por la suerte del castillo de Hostalrich, cuya pérdida podía ser de fatales consecuencias. Para evitarlo se dispuso que el día 24 saliesen el señor Torres y Pellicer, el capitán de Ultonia D. Daniel O-Suliván, gobernador interino de aquella plaza nombrado por la junta, los oficiales del mismo cuerpo D. Manuel Motes y D. Pedro Sprackman, el subteniente de artillería D. Narciso Serrats y diez artilleros de marina de la villa de S. Feliu de Guixols. Llegados á Hostalrich pusieron el castillo en estado de defensa y lo proveyeron con gente, municiones y víveres, regresando á Gerona dicho jefe de ingenieros.

El día 28 se presentó ante la junta de Gerona el teniente coronel don Francisco Miláns, fugado de Barcelona, ofreciendo derramar su sangre en defensa de la independencia patria. Expuso la conveniencia de formar un cordón cerca de Tordera para observar y detener al enemigo por cualquier carretera que viniese. La junta aceptó la idea y considerando á dicho jefe como muy práctico del terreno y hombre de valor y pericia en la guerra de guerrillas, le confió el mando del espresado cordón.

La alegría de los gerundenses por haber rechazado al enemigo en su primera intentona, con tan escasos medios era inmensa. La victoria que se acababa de alcanzar era imp'ortantísima por qué decidia á muchos pueblos á imitar el ejemplo. Las autoridades de Gerona comprendiéndolo así trataron de dar a conocer el suceso del modo que se merecía. Reunidos á este fin todos los detalles, se redactó una minuciosa y acabada reseña de este primer sitio que se publicó en un impreso titulado el Correo de Gerona correspondiente al mismo día 28.

Al propio tiempo queriendo la Junta animar al pueblo con la exposición de las consideraciones, que se sujerían con la defensa llevada á cabo, publicó, en el propio día la proclama siguiente.

"Proclama
"Gerundenses: El dia veinte y veinte y uno de junio, formarán la época más gloriosa y memorable en los fatos de nuestra historia moderna. Sin más tropas regladas que el regimiento de Ultonia, que se componía de 300 hombres escasos, sin estar aun bien organizadas las cuatro Compañías de Voluntarios, que habéis creado para nuestra defensa, sin hallarse la Plaza en el estado que convenía para sostener un ataque formal, y sin más fuerza que la de nuestro brazo, y de varios Pueblos que acudieron con algún socorro de gente, habéis conseguido la más completa milagrosa Victoria. El General Francés Duhesme casi con todo su exército, lleno de orgullo por haber forzado los débiles pasos de Mongat y Mataró, nos amenaza el último exterminio. Por todas partes vomita incendios y estragos. Como un tizón encendido... él difunde el terror, la calamidad y la muerte en los infelices Pueblos de la Marina. ¡Oh Dios! Ya llega, nos embiste, nos ataca y asalta con furor... más no temáis, Gerundenses; el invicto Narciso, es nuestro Gefe en la batalla, y el exército enemigo huye completamente derrotado quedando más de una tercera parte en el campo. Vosotros habéis dexado muy atrás las celebradas victorias de Marengo, de Jena, de Austerliz y de Elián.

Nada puede compararse con nuestro ardimiento. Nuestros valerosos del invencible Regimiento de Ultonia se han coronado de laureles. Los Nobles, los esforzados que ddefendían los Castillos, Baluartes y Murallas, han hecho portentos de valor, y su intrepidez excede todo elogio. El Clero Secular y Regular... ¡con qué celo y energía con su voz y exemplo animaba á los defensores de la Patria! ¿Y no vísteis á nuestras mugeres revestidas de un heróico valor, á imitación de las Estheres, Judithes y Deboras, y de las Catalanas que en la Ciudad de Tortosa conservaron su libertad castigando la osadía de los Moros; no las vísteis despreciar con noble entusiasmo la espesa lluvia de balas y de metralla, acudir por todas partes con víveres y municiones para que nada faltase, é infundiros un nuevo espíritu, como en otro tiempo lo hizo la Madre de los Macabeos con sus hijos? El feroz Bonaparte quería esclavizaros y sembrar en esta hermosa Ciudad la desolación y la miseria, como lo hace en todos los Pueblos que tienen la desgracia de ser víctimas de su despotismo. Envía un exército de asesinos y facinerosos (1). para executar los planes infernales de su loca ambición y de su crueldad. Pero sus perversos designios quedan frustrados, y el escarmiento que acaban de recibir, les hará reconocer, que nunca se nos ultraja impunemente, y que somos irresistibles.

"Napoleón llegó á fastidiar á toda Europa celebrando la rendición de la fuerte Plaza Ulma y de los 33 mil hombres que la guarnecían. ¿Qué dirá cuando sepa que una Plaza casi desmantelada como Gerona, defendida por 300 Soldados y por paysanos sin táctica ni disciplina militar, han derrotado á los vencedores de Ulma? Gerundenses, conoced la flaqueza del enemigo por el modo con que quería engañarnos, y sorprender nuestra generosidad. Os envía un parlamentario con una Carta y dos proclamas sediciosas formadas por el Maquiabelismo Francés, y atribuídas falsamente, una á la Suprema Junta de Gobierno, oprimida por el ateísta Murat, y obligada a suscribir todo cuanto le dicta ese vil agente del infierno, que vino á derramar la sangre de nuestros Hermanos y á cubrir de cenizas nuestro Hermoso País; y otra á varios files Españoles, que en Bayona están llorando la suerte desventurada de su Patria. Duhesme creyó que podría seducirnos... ¡loca y vana esperanza! La indignación fué universal, y viendo entretanto que esta cuadrilla de mónstruos que se presentaron á nuestra vista, incendiaban las casas del llano, y de Salt y Santa Eugenia, todos clamábais por la venganza, resueltos á vencer ó morir.

"Si Gerundenses, esta ha de ser nuestra única alternativa. La Religión, nuestro Rey Fernando VII, y la Patria lo exigen imperiosamente, y sería necesario desnaturalizarnos para no corresponder á esta voz sobrenatural, que resuena en nuestros corazones. Es mucho más dulce la muerte, que habitar con esos tiranos, que semejantes á las langostas de que habla San Juan en el Apocalipsis, derraman el veneno en todas partes, destruyen nuestras propiedades, roban nuestros caudales, incendian nuestras Poblaciones, agravian á nuestras Mugeres, profanan los Templos, é insultan sacrílegamente la bondad de un Dios, que se sirve de ellos para el azote y castigo de nuestros pecados. No les temais; ellos solo vencen quando no hallan resistencia, y los horrendos crímenes que devoran su alma, les llenan de cobardía y espanto á la vista del suplicio eterno, á que la venganza Divina va á precipitarlos. Si todos los exércitos de Bonaparte son como el que habeis vencido, él no es mas que un capitan de ladrones y facinerosos, á quienes basta resistir para dexarlos escarmentados.

"Gerundenses, dad gracias a los esforzados Militares del Regimiento de Ultonia; abrazadlos como á vuestros hermanos, y estrechad con ellos los vínculos de amistad, que ya antes os unían á tan dignos guerreros. Dadlas también al clero Secular y Regular, á la nobleza y á todos los que han tenido parte en la acción famosa que nos ha coronado de gloria y honor. No olvideis a nuestros hermanos de San Feliu de Guixols, y á los demás artilleros que con tanto valor y acierto dirigieron el fuego de nuestras baterías, y sobretodo dadlas á nuestro Gran Dios que es el unico dispensador de las victorias, dadlas al ínclito Patrón y Mártir San Narciso, sin cuya asistencia hubierais sido víctimas del Furor del enemigo. ¿No habéis visto los Prodigios que acaba de obrar en favor de su Pueblo querido? El abrió los ojos y la boca para asegurarnos la protección del Cielo, y ha levantado después su mano derecha para bendecir nuestras gloriosas hazañas. El extraordinario resplandor, que en la noche del día 21 una multitud de almas inocentes y justas (2) observó dentro de su Capilla, ¿qué otra cosa es que una señal espresiva de la inmensa gloria que le circuye y de la que nos promete contra de nuestros enemigos? Corramos pues al Templo Santo, nombremos al Gran Narciso por nuestro Capitán General, entreguémosle el bastón, y encarguémosle de este modo, con cierto mayor empeño, la vigilancia, custodia y defensa que siempre ha dispensado á esta ciudad y sus moradores.

"Catalanes: venid y reuníos con el Pueblo de Gerona, confirmad sus votos con el suyo, invocad á S. Narciso y nada temáis. ¿Qué podrán todas las astucias del Infierno, de estos monstruos que el angel exterminador ha enviado para atormentar á los que tienen en su frente la señal del crucificado, contra el poder del Cielo, declarado tan visiblemente á nuestro favor?

"Franceses: el grito universal de los Españoles no se dirige contra de vosotros ni queremos tomar las armas para ofenderos. Al contrario vuestra infelicidad escita nuestra compasión, y no podemos contener las lágrimas al considerar, que un isleño desconocido, un hombre que no tenía con vosotros las menores relaciones, ni podía fundar derecho para dominarnos, ha desolado vuestro País, ha destruido el comercio y Navegación, y ha bebido y está bebiendo contínuamente la sangre que circula en nuestras venas. Esos Campos de Marengo, de Jena y Austerlitz... miradlos, y por un instante contened vuestro dolor. ¡Qué montes de cadáveres..! todos son conscriptos que van y nunca vuelven, son vuestros esposos, vuestros hijos y vuestros hermanos arrancados con violencia de vuestro seno, y conducidos á la muerte como unos mansos corderos. ¿Será posible que una Nación tan poderosa se dexe tiranizar más tiempo por un malvado, que tiene una sed insaciable de sangre humana, y cuyo desenfrenado egoismo en nada piensa sinó en su propio engrandecimiento? Exterminad de la tierra de los vivientes á ese prevaricador, derribadle del Trono que usurpó con su política infernal y diabólica, recurrid al auxilio de la Religión Santa, que ese impío ha desterrado de vuestras Províncias, y haced causa comun con los Españoles para vengar los ultrages de ambas Naciones, recobrar la libertad, y establecer un trono de Justicia, de paz y de honor. Este es el único objeto de nuestros suspiros, este debe ser también el de los vuestros. Corramos pues á la victoria, que tenemos segura, si depositamos nuestra confianza en el que sostiene los Exércitos y los aniquila.

"Gerona 28 de Junio de 1808.-- Julián de Bolívar.-- De acuerdo de la Muy Ilustre Junta.-- Miguel Germén, Vocal Secretario".

Como habrá podido observar el lector, en uno de los párrafos de la precedente proclama, se estimula al pueblo á que concurra al templo, á nombrar á San Narciso, capitán general de Gerona. Este suceso podrá parecer de poca importanciaá quien lo considere tan solo desde el punto de vista desde el cual actualmente se examinan los sucesos políticos de las naciones, pero si se tiene en cuenta el modo de ser de la sociedad de Gerona á principios de este siglo (XIX), la veneración y entusiasmo con que los gerundenses han rendido culto á su patrón, y la fé y religiosidad profunda de nuestros abuelos, ha de darle á semejante suceso una importancia histórica muy grande para el estudio y conocimiento de las heróicas defensas de Gerona contra los franceses en 1808 y 1809.

Emilio Grahit y Papéll


Notes

(1) Este lenguaje podrá parecer algo apasionado, pero téngase en cuenta la excitación natural de los ánimos. Peores eran aún los calificativos que los generales franceses usaban, para nombrar á los defensores de Gerona.
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(2) Las monjas capuchinas que vivian y viven aún cerca de la Capilla de San Narciso. El fervor religioso de los gerundenses atribuyó como señales de la protección divina á diversos sucesos que varias personas referían haber presenciado. No debemos burlarnos de semejantes muestras de la exaltación de ánimo de un pueblo ofendido en sus más caros sentimientos.
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Projectil disparat sobre Girona per les bateries franceses durant la Guerra del Francès. Col·lecció privada, Girona.



Artiller francès. Làmina antiga.
Biblioteca Pública de New York.



Retrat del rei Ferran VII.



Retrat del rei Ferran VII. Gravat de Memorias de un setentón natural y vecino de Madrid, de Ramon Mesonero Romanos.



Granader francès 1808. Làmina de Bellange (1800-1866), extreta de l'obra de P.M. Laurent de L`Ardeche Histoire de Napoleon, 1843. (Wikipèdia)



Voltigeur francès 1808. Làmina de Bellange (1800-1866), extreta de l'obra de P.M. Laurent de L`Ardeche Histoire de Napoleon, 1843. (Wikipèdia)



Granader francès 1808-1812 de la Grande Armée. Làmina antiga, extreta de Napoleon, His Army and Enemies. (Wikipèdia)



Fuseller-granader francès 1808-1812 de la Guàrdia Imperial. Làmina de Bellange (1800-1866), extreta de l'obra de P.M. Laurent de L`Ardeche Histoire de Napoleon, 1843. (Wikipèdia)


Bibliografia.

Extret de "Reseña histórica de los Sitios de Gerona en 1808 y 1809". Emilio Grahit y Papéll, Imprenta y libreria de Paciano Torres, Gerona. 1894.

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