Primer Sitio de Gerona (I).

El movimiento que se operaba en las comarcas de Gerona y del Empurdan alarmó al general Duhesme, temiendo que se le interrumpiesen sus comunicaciones con Francia y que se le aislase dentro de Barcelona. Para salvar estos peligros determinó recorrer todo el país sublevado, abatiendo antes los puntos de la costa que, animados del noble espíritu de independencia, habían lanzado el grito de guerra contra el opresor enemigo, que traidoramente se había introducido en el suelo de la patria.

El día 16 de junio salió de la capital del Principado, una división francesa al mando del general Lechi, compuesta de unos 6 mil hombres de todas armas, con ocho piezas de artilleria y el correspondiente tren de municiones. Luego se tuvo notícia de esta expedición, las juntas de Gerona tomaron las más activas medidas para desbaratarla. Tomó la junta gubernativa á su cargo el dar aviso á los corregimientos inmediatos y el llamamiento de los somatenes: la junta econòmica activó la provisión de la plaza y sus fuertes, así de víveres como de los demás auxilios, tanto para los defensores de Gerona, como para los que habían de operar en el campo; y la junta militar cuidó del destino de los somatenes, para ver de ir estorbando al enemigo en su marcha, destinando hacia la marina al capitan de Ultonia D. Daniel O-Sulivan y al teniente del mismo cuerpo Don Manuel Motes, nombró gobernadores para los fuertes de la plaza de Gerona que no los tenían y señaló los puestos que cada cual había de ocupar en el momento de un ataque. El paso del enemigo por la costa fué señalado con los mayores horrores. La ciudad de Mataró á pesar de hallarse indefensa, opuso una resistencia tenaz durante algunas horas. Irritado Lechi con esta contrariedad que no esperaba, dividió sus tropas en varias columnas que atacando en un momento dado por diversos puntos, entraron en la población á sangre y fuego. Aun recuerda Mataró con horror tan infausto día en que el incendio, el robo, el asesinato y la violación campearon para escarnio de los que creían que los ejércitos franceses debían salvar á España de su retraso.

Animado Duhesme con este resultado salió de Barcelona y poniéndose al frente de las tropas, resolvió llevar a término su proyectada espedición. El día 18 salió de Mataró, pasando por Arenys de Mar, Calella y Pineda, y pernoctando en Malgrat. Al rayar el alba del 19 tomó el camino de Tordera llegando á la Granota y la Tiona donde descansó, hasta el amanecer del memorable día 20 en que se puso en marcha sin parar hasta Fornells á seis kilómetros de Gerona, haciéndose la ilusión de que esta ciudad le abriría sus puertas al divisarle.

A las 9 de la mañana estaba a la vista de la plaza, apoyando su vanguardia en las alturas de Palau Sacosta. En el acto se tocó generala y al lúgubre sonido de la campana que llevaba la alarma á todos los ámbitos de la ciudad y su comarca, cada cual ocupó su sitio, coronando los paisanos la muralla, con un pequeño piquete de tropa en cada baluarte y organizándose la guarnición, compuesta de 350 hombres, en cuerpo de reserva que se formó en las plazas del Vino y de las Coles.

Considerando estos acontecimientos con la calma del historiador, debiera calificarse de temeraria la defensa que intentaba oponer Gerona á las aguerridas tropas francesas. Una plaza con numerosos fuertes, que para ser guarnecida con las reglas del arte necesitaba más de 10.000 soldados ¿qué podía hacer con 350? Unos muros tan y tan estensos y con tantos baluartes ¿cómo podían ser defendidos con 1.500 paisanos? ¿cómo habían de quedar los fuertes de los alrededores? A todas estas preguntas que naturalmente debían hacerse las personas inteligentes, contestó el pueblo presentándose á la defensa sin necesidad de mandato alguno. Reunióse la junta en sesión permanente para atender á todas las necesidades que ocurrieran; los jefes y oficiales que no tenían mando, recorrían todos los puntos de la plaza para apreciar las faces de la lucha y las necesidades que se presentasen; replegáronse todos los hombres inútiles y los niños en los sitios señalados para la construcción de cartuchos; y por último ¡notable ejemplo! las mujeres de todas clases, deponiendo el natural temor de su sexo se emplearon voluntariamente en llevar agua, municiones y comestibles á los puntois de combate.

Gerona presentaba un aspecto al parecer tranquilo, á juzgar por el órden y serenidad con que todo se ejecutaba, pero semejante á la ceniza que cubre un fuego voraz, debajo de aquella tranquilidad y de aquel órden, se contenía ardiente el verdadero valor, aquel valor sereno y resuelto que conduce á las más altas empresas. Todos esperaban con alegría el momento del combate.

Tan luego como el enemigo estuvo á tiro de cañón fué acosado por la artillería de los baluartes de la Merced y San Francisco de Paula y del fuerte de Capuchinos, haciéndole un fuego tan vivo y tan certero que tuvo que replegarse y estender en una inmensa línea que prolongó hasta Salt y Bescanó, cuyos pueblos y casas de campo se entretuvo en saquear sin compasión. Al mismo tiempo el grueso de la caballería, al mando del coronel Zenardi intentó vadear el rio Ter por la parte de San Pons de Fontajau, para pasar al llano de Domeny, pero el toque de rebato había levantado los pueblos de la falda de Rocacorva y de la parte de Bañolas, y armados en somaten coronaron las alturas que dominan la orilla izquierda de dicho rio, de modo que rechazaron el movimiento de la caballería francesa, y bajando á ocupar la misma orilla, impidieron al enemigo el paso del rio cuantas veces lo intentó, causándole muchas bajas.

Esto obedecía al primer plan que había formado Duhesme de atacar á la Ciudad por la parte alta, como más débil, para lo cual llegaron á darse las órdenes oportunas, pero el contratiempo esplicado, hizo replegar otra vez, á los sitiadores hacia Palau, donde establecieron una batería de tres obuses que rompió el fuego inmediatamente, si bien con tan mala dirección que no logró poner ni un proyectil dentro la Ciudad (1). Al poco rato quedó además desmontada por los certeros disparos de nuestra artillería.

A las doce del día y mientras duraban las hostilidades, presentóse un oficial parlamentario, á una de las guerrillas del llano. Habiéndosele vendado los ojos á él y á un trompeta que le acompañaba, se les introdujo en la Ciudad. "Fué conducido á la Junta (dice el Correo de Gerona del 28 de junio de 1808), y presentó una carta del mismo General escrita en Mataró con fecha del día 17, reducida á suponer que había pacificado á Tarragona, dispersado el Cordón de Mongat, ocupado á Mataró á pesar de su resistencia, y tranquilizado á Barcelona, y sus cercanías; que venía á la frente de un Exército valeroso en calidad e Amigo y Aliado por una consideración de la buena acogida que se le dio en el tránsito con su División por esta Ciudad en Febrero último; decía que esperaba que el Pueblo no se espondría á los horrores de la Guerra; que se hallaba dispuesto á forzar las Puertas sinó se le abrían de buen grado, circunstancia que sería muy aflictiva para su corazón; que remitía un decreto de la Junta Suprema del Gobierno Español (de que luego se hablará) que debía dexar satisfechos á los verdaderos Españoles, y buenos Catalanes, pues verian que las Córtes, que habían de celebrarse en Bayona, se han de convocar en Madrid, tratándose únicamente en ellas de la felicidad de España; que nadie sinó los perturbadores podían en consequencia desear la Guerra, y que así esperaba que se le enviaria una diputación, y que la Junta correspondería á la amistad que siempre había conservado á la Ciudad de Gerona.

"El Decreto que decía acompañar, y de que el trompeta, ó el mismo Edecan tuvo el gran arte de sembrar algunos exemplares en su tránsito por la ciudad hasta la Junta, como quien no hace nada, para seducir á los incautos, consiste en una consulta, y Proclama, que se atribuía á la Suprema Junta de Gobierno con fecha de 3 del corriente, y en otra que se supone hecha y subscrita por varios Personages Españoles desde Bayona el día 8 del propio Mes. Ambos papeles en la substancia, en el objeto, y en el estilo, indubitablemente son de fábrica francesa; y de la misma estofa que los que hemos visto en los Diarios de Madrid. Desde la primera hasta la última línea son exajerados, mentirosos, astutos, y llenos de frases y expresiones de rutina, con que el Gobierno Francés ha engañado á todo el Mundo, y pretende vanamente engañar á los Españoles. Se nos dice que ya acabó la dinastía de los Borbones, que el grande, el invicto el incomparable Napoleón se ha dignado echar una mirada compasiva sobre de nosotros, y hacernos felices, dándonos por Monarca que nos gobierne á su augusto y virtuoso Joseph Bonaparte, que nos mirará con el afecto paternal que han esperimentado sus Vasallos, inseparable de su bondad; y se añaden muchas otras fruslerías que omitimos por no cansar más á los Lectores con un extracto tan displicente.

"La Junta contextó que la Ciudad de Gerona estaba pronta á conformarse con la decisión general de la Nación, representada por las Córtes, y Votos de las Províncias, teniéndose la convocatoria en Madrid, según expresaba el General, retirando éste el Exército de su mando, sin incendiar casas, ni cometer hostilidad alguna; y concluyó diciendo, que extrañaba que teniendo un Parlamentario dentro la Ciudad, sus columnas se hubiesen adelantado hácia la Plaza, tomando posiciones Militares para atacarla, por cuyo motivo se había continuado el fuego; y que no le devolvía el Edecan, para no exponer su vida, hallándose el Pueblo muy irritado por haberse incendiado lagunas casas desde que había entrado a conferenciar".

Las últimas palabras que dejamos copiadas del Correo de Gerona son importantes y merecen alguna esplicación.

A pesar de estar el parlamentario dentro de la ciudad, los enemigos no suspendieron sus movimientos antes bien se fueron preparando de modo todo indicaba que iba á emprenderse bien pronto un ataque formal, hasta el punto de establecer una batería de 2 piezas detrás de las casas de Santa Eugenia.

Esta circunstancia y la novedad del parlamentario francés fueron causa de que frente la casa donde la junta celebraba sus sesiones, se reuniera un apilado grupo de paisanos, quienes al tener notícia de la entrada del parlamentario se opusieron resueltamente á que se le permitiera marchar al campo enemigo; y aun cuando los individuos de la junta y muchos pro hombres procuraban convencer al pueblo de que aquella actitud era contraria á las leyes de la guerra, nada se pudo lograr, contestando los paisanos que debían aquella guerra considerarse regular, por la manera como el enemigo se había introducido en España, y que el sitiador era el primero en faltar á las leyes de la guerra, toda vez que durante el parlamento continuaba avanzando.

Temiéndose un conflicto se accedió a la pretensión del público, y escoltados por un piquete del regimiento de Ultonia, fueron el parlamentario y su trompeta conducidos al convento de San Francisco de Asís.

Emilio Grahit y Papéll


Notes

(1) Memoires sur les campagnes de Catalogne, de 1808 à 1814 etc. por G. Lafaille, cap. 4º.
Tornar al text




Joseph Bonaparte. Làmina antiga.



Moneda del regnat de Joseph Bonaparte. Anvers.



Moneda del regnat de Joseph Bonaparte. Revers.



Napoleó. Gravat de Zephyrin Belliard a partir d'un dibuix de François Séraphin Delpech. (Wikipedia).



Joachim Murat. Gravat autografiat. (Gutenberg Project).



Moneda del regnat de Joseph I, 1810. Anvers. Pes 26,72 grams, diàmetre 39,6 mm. (Wikipèdia)



Auguereau. Gravat autografiat. (Gutenberg Project).


Bibliografia.

Extret de "Reseña histórica de los Sitios de Gerona en 1808 y 1809". Emilio Grahit y Papéll, Imprenta y libreria de Paciano Torres, Gerona. 1894.


Back-Index-Next