Día 8 de Diciembre de 1809.

Santoral: y lo siguiente: "Literatura.-- Poesía.-- Gerona 4 de Diciembre de 1809.

"Señor editor del Diario.

"Amigo mío, desató Marte su furia contra esta ínclita Ciudad, modelo de firmeza y patriotismo: y al irse á completar el séptimo mes de nuestro sufrimiento y heroica resistencia en el obstinado y horrible sitio que padecemos, estalló de nuevo contra los muros de ella su cruxiente carre, amenazando la parte no atacada aun, y ocupando el arrabal llamado calle del Carmen: pero este accidente en nada alteró la imperturbable serenidad de nuestros valerosos habitantes y guerreros, que la suerte quiso preservar hasta ahora del comun exterminio, y de la atroz ley de el hambre y enfermedades, ni el caràcter firme de nuestro imperterrito General: el mio sabe V. que tampoco es de los tristes ni apocados, y como algo afecto á la poesía, apelé á sus encantos para suavizar mejor la píldora: y tomando la pluma invoqué el auxilio de las nueves hermanas; pero aquí fue ella: desde que empezó el zambuleo habían huido sin duda despavoridas á lo más retirado de las cavernas del Pindo; y aseguro á V. que me hicieron rabiar bien antes de dignarse venir á darme siquiera un sorbo de la Fuente Helicona. Ya se ve, tanto estruendo, tantas ruinas, y el temor de que si venían á caballo en el Pegaso nos lo habíamos de comer, como lo hemos hecho con todas las bestias que nos condujeron hace ya días un ensayo de convoy, las retraiga algo; pero después se fueron tranquilizando poco á poco, y se convencieron de que nosotros sabemos respetar las faldas, tanto como hacer nos respeten nuestros enemigos. En fin, ellas alegres, y yo de buen humor, produgimos los jocosos versos siguientes, porque videndo dicere verum quis vetat.

Mientras sopla el frío Noto
Arrasando la campaña,
Y hace tamblar con su saña
Al atrevido Piloto.
Yo sentado junto al fuego
Divierto mis fieros males
Con los chistes y las sales
Del buen fabulista Griego.
Que ya es locura el pensar
Seriamente en el dolor,
Pues se hace mucho mayor
Sin podelo remediar.
Y así reirme pretendo
De doscientas necedades
Por que tal vez las verdades
Se dicen mejor riendo.
Seguiré á mi viejo Esopo,
Y nadie se quexe luego

Si se le pegase fuego
Por tener de paja el hopo.
Que yo me he de divertir,
Y me quiero desquitar
De seis meses de penar;
Mal comer, y no dormir.
Y de sufrir por contera
Balas, bombas y granadas
Que á millares arrojadas
No dexan ya casa entera.
Mas... tate, que en este instante
Cerca de aquí una cayó...
Sopla, que ya rebentó...
Prosigamos adelante.
Atención, que va de cuento,
Y hablarán los animales,
Que también en casos tales
Suelen hablar al intento.

FÁBULA ORIGINAL
El Galápago, el Gozque y la Culebra

En retiro penitente
Un Galápago vivía,
Huyendo de noche y día
Del comercio de la gente.
Sabido es que este animal
Crustaceo recoleto,
Encerrado en su coleto
Hace vida muy frugal.
Sin embargo lo pasaba
Muy bien, pues de flor en flor
En el jardín de un Señor,
Los insectos apuraba.
Y en lo ardoroso del día
En el pilar de una fuente,
Lleno de agua transparente,
Su amfibio ser zambullía.
Además, naturaleza
Por preservarlo mejor
Dotó su forma exterio
De una córnea fortaleza.
Nadie turbaba el reposo
De una vida tan cabal,
Ni hubo jamás animal
Que estuviera de él zeloso.
Pero un Culebrón maldito
Que acechado ya lo había
Astuto lo prevenía
Para saciar su apetito.
Y en una fresca mañana
Que salió á tomar el sol,
Tras las ojas de una col
Le brindó con la manzana.
Y de su traición infiel
Cubriendo las intenciones,
Así empezó sus razones
Muy más dulces que la miel.
Sal fuera de ese capuz
A respirar l'aura pura,
Mi amistad, es fiél, segura,
Nítida como la luz.
No temas algún demán,
Yo te he cobrado afición,
Mejorar tu situación
Es solo, amigo, mi afán.
Con mi antigua piel, dexé
Mi vieja pasión villana
Con la nueva, soberana
Dignidad ya recobré.
Pero el animal conchudo
Quanto más ella decía
Más se apretaba y sumía
Dentro de su fuerte escudo.
Prueba el tallo de este apio
Que es dulce y medicinal,
No receles te haga mal,
Símbolo soy de Esculapio.
Ni por esas: el mantón
Conocía la Culebra,
Y el obillo por la ebra
Sacaba por conclusión.
A importunarlo tornaba
Cada instante sin cesar,
Y el Galápago asomar
La cabeza no pensaba.
Ella en el caso insistía
Cada vez con ardor nuevo,
Pero él zampado en su huevo
Ni aun escucharla quería.
Hasta que al fin ya cansada
La máscara se quitó,
Y la guerra le declaró
La más cruel y obstinada.
Guerra eterna, guerra fiera
Y que no se hallará igual
En todo el reyno animal
Por más que buscarse quiera.
El Galápago acechando
A su terrible opresor
Lo esperaba con valor,
Y la culebra silvando.
Ya en nudos se deshacía,
Ya furiosa se enroscaba,
Y al mísero se lanzaba;
Más él nunca se rendía.
Seis veces Diana vió
Esta lucha en su carrera,
Sin que se disminuyera
El furor con qué empezó.

Y solo por un momento
Se suspendía la lid,
Para avivar el ardid,
Renovando el fingimiento.
Ya cada instante mayor
Era el afán, y apurado
El Galápago honrado
No cedía á su opresor.
Quando un día hacia el jardín
Estando en lucha fiera,
Vió bajar por la escalera
Al gosquecillo jazmín.
Éste, luego que observó
La culebra ponzoñosa,
En altura ventajosa,
Al punto se colocó.
Y desde allí impunemente
La empezó á desafiar,
Sin cansarse de ladrar,
Y echándole de valiente.
Más viendo no hacía caso
De su grita y bataola,
Ensortijando la cola
Se acercó á ella paso á paso.
La culebra no se apura
Y lanzando dos silvidos
Le hizo pegando ladridos
Volver ligero á su altura.
Así subiendo y baxando
Y aparentando valor,
Vueltas daba al rededor,
Solo gruñendo y ladrando.
Hasta que al fin el paciente
Cansado ya de aguantar
Y no pudiendo callar,
Rompió el silencio prudente.
Y el Diógenes animal
Dicen, habló al Gosque así:
Si hacerme tú bien a mí
No puedes, no me hagas mal.
No irrites más mi opresor,
Ten por Júpiter piedad,
O dame la libertad,
O déxame en mi dolor.
Que yo me pico de honrado
Aquí en mi concha metido,
Antes de verme rendido
Sabré verme sepultado.
Vé, y dile al amo que acuda
O prueba de fuerzas con ella,
Y si no puedes vencella
Concita gente en mi ayuda.
Y dexa para otro caso
El ladrar y más ladrar,
Que así no me has de librar,
Y ya de verte me abraso...
Al oir tan justas quexas
El pobrecillo jazmín
Calló, y marchó del jardín
Agachando las orejas.
Y con el rabo entre piernas
Dicen fue al amo á informar,
Lográndolo interesar
Con sus expresiones tiernas.
Si el amo á tiempo llegó,
Esto no lo dice el cuenta;
Pues solo es este un fragmento
Que por fortuna hallé yo.
Lo cierto es que el buen conchudo
Cumplió bien con su deber:
El perrillo... está por ver...
El desenlace aun lo dudo.
En fin yo registraré
Los cronicones y anales
Que trátaren de animales,
Y tal vez lo encontraré.
Entre tanto buen lector
Cuidado con la conseja
Que es máxima sabia y vieja
Estar con ojo avizor.
Y nadie se quexe luego,
Ni interprete mis razones,
Que no hago yo aplicaciones,
Y todo es cosa de juego.
Pues yo me he de divertir,
Y me quiero desquitar
De seis meses de penar,
Mal comer, y no dormir.

C.B.F.

Sucesos del sitio.

Durante la noche anterior se ausentaron de la plaza, sin conocimiento de sus jefes, el ingeniero voluntario D. José de Ortega y el teniente del segundo de Barcelona D. Andrés Ibañez. Fueron de clarados desertores, apesar de no constar que se hubiesen pasado al campo enemigo. Con la falta del primero quedaba tan sólo en la plaza, para la construcción de las nuevas obras de defensa, el ingeniero comandante D. Guillermo Minali i el ingeniero voluntario D. Luis Bou y Camredon.

En la misma noche se habilitó la plataforma de la torre situada entre la puerta del socorro y el baluarte de la Merced, en la que se colocó un cañón de á 4. Se construyeron dos espaldones en el flanco derecho del citado baluarte.

Asi bien, durante la propia noche se oyó que los enemigos trabajaban al pié de la torre Gironella, para minarla, por cuyo motivo se arrojaron muchas granadas y algunas bombas sobre los trabajadores. Al amanecer se observó que habían construído al rededor de la misma torre, varios retrincheramientos de piedra en seco y arrimado algunas vigas al muro, formando blindaje con ellas. No se dudó por lo tanto, que intentaban abrir una boca mina para volar la torre.

El general Alvarez se hallaba muy preocupado por el aislamiento en que quedaban los tres únicos fuertes que continuaban defendiéndose. La idea de que iban indefectiblemente á sucumbir, le hacía estar sumamente agitado. Deseando evitar ó cuando menos retardar una pérdida que hacía inevitable la de la plaza, aún cuando ésta no hubiese estado como estaba ya en su agonía, organizó un segundo socorro, cuya conducción á los fuertes confió á Bivern y á Pol, con sesenta hombres que se prestaron voluntariamente para tan arriesgada empresa. Salieron durante la misma noche anterior, siguiéndoles otra partida armada que escoltaba una corta provisión de pan y trigo. Pero el enemigo que presumía habían de intentarse estos socorros, estaba sobre el aviso, teniendo el paso estrechamente cerrado con mucha fuerza y vigilancia, así es que fue necesario retirarse para que no cayeran en su poder aquellos escasos víveres.

La plaza hizo un vivo fuego, durante el día, á los nuevos trabajadores del enemigo, el cual, apesar de ello, concluyó la batería apoyada á la casilla del barquero, en la que se notaron dos troneras. Abrió igualmente otras dos al estremo de la nueva paralela en el campo de la Sínia, con dirección á la torre y puerta del Carmen, y al flanco de la derecha del baluarte de la Merced. prolongó la batería de brecha delante de las ruinas de la torre de San Juan por su derecha, y en ella abrió dos troneras con dirección al recinto de Santa Lucía y á nuestra izquierda de la otra brecha.

Como el enemigo podría abrir más troneras en la citada paralela del campo de la Sínia, para batir igualmente el baluarte de San Francisco de Paula, de la que distaba unas doscientas varas solamente, y como este baluarte era vacio y por consiguiente dificultosa la construcción de un retrincheramiento en su gola, por la parte interior, que la cerraba el recinto antiguo; se juzgó conveniente construir el espresado retrincheramiento, por la parte de la plaza, dentro del huerto de los PP. Mínimos. A tal fin, paralelo á la puerta de dicho baluarte y á una distancia de unas treinta varas del recinto, se empezó un sólido espaldón de 18 varas de largo, con dos alas perpendiculares al mismo, que se unieron con el recinto, y un foso de siete piés de ancho, por ocho de profundo, todo al rededor de esta obra, por la parte del enemigo. En el centro del espaldón se dejó el claro para una tronera en dirección á la puerta del baluarte, debiendo tener el propio espaldón y sus alas la altura de nueve piés con su banqueta.

En vista de estar cortada la comunicación con los fuertes Condestable, Reina Ana y Capuchinos, los cuales debían sin remedio entregarse por falta de víveres y no poder socorrerles, preveyendo que el enemigo desde aquellos batiría fácilmente el baluarte de la Merced, de revés y de enfilada, lo que obligaría á su guarnición á abandonarlo; se creyó sumamente preciso fortificar la puerta del propio baluarte por la parte de la plaza, á cuyo efecto se empezó á aspillerar, con dos órdenes de aspilleras, la pared de una casa situada á corta distancia de dicha puerta, y á construir dos parapetos perpendiculares á la espresada pared, y unidos al recinto antiguo que cerraba la gola del baluarte.

Con los dos retrincheramientos que acabamos de detallar, quedaba cortada al enemigo su entrada en la plaza, en el caso de lograr apoderarse de los dos baluartes de San Francisco de Paula y de la Merced; contándose además con el auxilio de la fusilería colocada en el camino de ronda del muro que cerraba las golas, la cual le molestaría mucho en la construcción de sus nuevas baterías.

A las tres de la tarde un oficial enemigo, de los apostaderos situados en las ruinas del arrabal de la Rutlla, se arrimó al baluarte de San Francisco de Paula y de parte de su general dijo que si se rendía la plaza se le concedería una honrosa capitulación, pues una guarnición tan bizarra, era lástima que se expusiese á ser sacrificada en los nuevos asaltos que se iban á dar, y de lo contrario el ejército sitiador entraría en la plaza á sangre y fuego. El comandante del baluarte intimó al oficial enemigo que retirara al momento, lo que verificó enseguida.

Se observó que los enemigos hacían muchos movimientos de tropas y que acumulaban grandes fuerzas cerca del recinto de la plaza.

Murieron en este día en los hospitales de la población, 73 militares, muchos de ellos por los proyectiles enemigos. Murieron también gran número de paisanos.

Con motivo del recrudecimiento del fuego enemigo las vías públicas del centro de la ciudad ofrecían el aspecto más miserable que pueda imaginarse. Los paisanos que desde el principio del sitio s encerraron en la plaza, ya se ha dicho y repetido que ocupaban los porches de las plazas del Vino y de las Coles y de la calle de Esparteros. Habían sufrido una mortandad horrible, y los que quedaban estaban casi todos enfermos de la epidemia que sufrían la guarnición y los habitantes, y por los terribles efectos del hambre. Formaban montones de seres humanos demacrados, macilentos y moribundos que yacían en el suelo, entorpeciendo el paso y la circulación. Apesar de que parecían rodeados por una admósfera que mataba, se les unieron en estos días gran número de habitantes que huían de sus casas para no quedar sepultados entre sus ruinas por causa de los nuevos fuegos del enemigo. Todo ello era causa de que reinase bastante confusión en las calles y plazas, acrecentándose el llanto de los débiles, niños y viejos, y los ayes de los enfermos y heridos tendidos en el suelo. El enemigo que lo observó desde las alturas que dominaban la ciudad, hacía caer una contínua lluvia de balas de fusil, en las calles y plazas, matando é hiriendo á la tropa y habitantes que circulaban por ellos. Entre otros fue herido el teniente del primer tercio de Gerona D. Joaquin Manresa.

Escojióse á uno de los militares más resueltos y conocedores del país y se le hizo salir de la plaza á las primeras horas del día, con encargo de que procurara por todos los medios salvar la línea de circunvalación del enemigo, y obtenida, se encaminara rápidamente hacia Vich por la parte donde era presumible que el ejército emprendiera su prometida marcha hacia Gerona; y tan luego como divisara la vanguardia del mismo, avisara con unas señales convenidas.

Aunque se tuvo la seguridad de que dicho militar logró pasar, por conocer el terreno en sus menores detalles y estar muy enterado de todos los puestos del enemigo, no se vió ninguna de las espresadas señales, ni en este día ni en la noche siguiente.

Esto era debido á que los militares tenían el pleno convencimiento de que era imposible sostener la plaza por más tiempo. Y no les faltaba motivo, pues cualquier otra plaza en iguales condiciones se hubiera rendido á los pocos días del abandono de Montjuich.

Oficio de Alvarez al General en gefe.

"Con motivo de lo ocurrido á la una de la madrugada de ayer, escribí á V.E. y por no haber encontrado propio que llevase el pliego, lo adicioné en la noche, indicando los sucesos del día. Estos fueron funestos por la cobardía de los dos comandantes de los destacamentos de los fuertes del Calvario y del Cabildo que abandonaron estos, mientras otros de sus compañeros se estaban cubriendo de gloria y terrorizando al enemigo á quien indudablemente desalojaban del reducto de la Ciudad, si no hubiera sido por la terrible novedad de aquel abandono tan funesto como irreparable; y que á más de tener contra la plaza nuevos fuegos, quedó absolutamente interceptada la comunicación de los fuertes de Condestable y Capuchinos; y no pudiendo ser socorridos, es materia concluída.

"Se agrega á esto la constancia y progreso del enemigo en sus nuevos trabajos de la calle del Carmen, casas de la Rutlla, huerto del Gobernador, falda de Monjuich y casa del Barquero sobre el rio Ter; y en una palabra, la indigencia y absoluta imposibilidad de extenderse á muchos momentos. Así que lo pongo en la superior notícia para que vea de no despreciarlos".

De este oficio dió traslado el General Alvarez al presidente y diputados de las juntas corregimentales añadiéndoles:-- "Lo que traslado á V.E. literal para su conocimiento y gobierno, en inteligencia de que toda dilacion hará infructuosos los afanes y desvelos de V.E.".

Notícias de Vich.

Consignan algunos autores que en este día había en Vich 2.400 acémilas del convoy que se organizaba para abastecer á Gerona, y unos 20.000 paisanos, que se instruían en el manejo del fusil, si bien muchos de ellos estaban desarmados.

No eran convoyes lo que debía organizarse, sinó un ejército que hiciera levantar el sitio, batiendo al enemigo. Dudamos mucho que estuviesen reunidos los 20.000 hombres que se suponen.

Lo que había sí en Vich era la guerra civil entre los generales y el elemento civil.


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Administració de l'Exèrcit. Comptador de l'Exèrcit. Dibuix de Fèlix Xunclà, basat en "Uniformes Militares españoles. El Ejército y la Armada em 1808", de José Maria Bueno, 1982.



Administració de l'Exèrcit. Intendent de l'Exèrcit. Dibuix de Fèlix Xunclà, basat en "Uniformes Militares españoles. El Ejército y la Armada em 1808", de José Maria Bueno, 1982.



Administració de l'Exèrcit. Comptador de l'Exèrcit. Dibuix de Fèlix Xunclà, basat en "Uniformes Militares españoles. El Ejército y la Armada em 1808", de José Maria Bueno, 1982.



Administració de l'Exèrcit. Oficial de Comptaduria. Dibuix de Fèlix Xunclà, basat en "Uniformes Militares españoles. El Ejército y la Armada em 1808", de José Maria Bueno, 1982.



Administració de l'Exèrcit. Comissari de Guerra. Dibuix de Fèlix Xunclà, basat en "Uniformes Militares españoles. El Ejército y la Armada em 1808", de José Maria Bueno, 1982.



Dragons. Dragó del Regiment de Numància. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Dragons. Dragó del Regiment de Lusitània. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.


Bibliografia.

Extret de "Reseña histórica de los Sitios de Gerona en 1808 y 1809". Emilio Grahit y Papéll, Imprenta y libreria de Paciano Torres, Gerona. 1894.